Klaus

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Una joven llamada Amalia estaba sentada junto al lecho del río, mirando cómo fluía el arroyo. Ella miró su cuaderno de bocetos, que mostraba una página en blanco. Llegaba a ese lugar exacto todos los días para encontrar tiempo para dibujar, pero por alguna extraña razón, no había podido hacerlo ese día. Por lo general, le había resultado natural y dibujaba cualquier cosa sin pensar en ello de antemano, pero ese día, todo lo que pudo hacer fue admirar la belleza del lugar que había elegido.

Escuchó pasos detrás de ella y se dio la vuelta para ver a un apuesto joven mirándola.- ¿Te asusté?

Solo un poco.-  Amalia respondió al extraño, mirándolo a los ojos de un azul profundo. Algo en ellos hizo que no quisiera apartar la mirada.-  Por lo general, nadie viene a este lugar en particular.

Con la excepción de ti.- Respondió el chico, haciéndola sonreír.- ¿Puedo preguntar tu nombre?

Amalia.- La chica respondió dulcemente y él sonrió.- ¿Y tú?

Niklaus.- Se presentó antes de tomar asiento junto a ella, mirando la página en blanco que estaba en su regazo.- ¿Puedo ver tu obra de arte?

Nunca dejaba que nadie mirara nada de lo que dibujaba. Pero por alguna extraña razón, a ella no le importaba que lo hiciera.- No estoy segura. Solo te estoy conociendo.

Ah ... es sagrado.- Se dio cuenta de que su arte no era algo que ella demostrara para que el mundo lo viera. Pero era el suyo.

¿No es eso lo que se supone que es el arte?.- Preguntó y tenía toda la razón. Los artistas no crearon obras maestras para ser alabadas por el resto del mundo, sino para ellos mismos. Crearon arte porque era un refugio seguro para expresarse.

Sólo los artistas que son verdaderos tienen un arte que es sagrado.- Él le sonrió, observando cómo sus mejillas se tiñeron de un rosa brillante al rodearla.

¿Es eso así?.- Ella se rió, llevándose la mano para cubrirse el rostro, avergonzada por el rubor de sus mejillas.

No hay necesidad de cubrirse.- Klaus la agarró de la mano, llevándola de nuevo a su lado, sin soltarla nunca.- La verdadera belleza no conoce cobertura.

                                             ◻️◻️◻️

Nos volvemos a encontrar.- Amalia escuchó una voz que preguntaba detrás de ella y se dio la vuelta para ver al hombre que había conocido al principio del día.

Supongo que tenemos que agradecer al destino.-  Una sonrisa iluminó el rostro de la niña, y por mucho que quisiera evitar hacer la misma expresión, no pudo evitarlo.

Yo estaría de acuerdo si creyera en tal cosa.-Reveló que encontraba tonta la idea del "destino". Creía que dependía de ti crear tu propio final.- Sal a caminar conmigo, ¿quieres?

¿Un extraño?.- Se preguntó si debería seguirlo, aunque sabía que quería hacerlo.- ¿Cómo sabré confiar en ti?

Por favor.- Sus labios se curvaron hacia arriba y ella se rindió rápidamente, tomando su mano y dejándolo guiarla.

                                             ◻️◻️◻️

¿A dónde me has traído?.- Amalia miró a su alrededor para contemplar la belleza de la arquitectura de la zona en la que se detuvieron los dos.

Eso, mi amor, es un secreto.- Él colocó su mano gentil en el final de su barbilla, consiguiendo una buena mirada a cada rasgo de su rostro.- Eres ... exquisita.

Gracias, mi Lord.- Ella se sonrojó ante sus palabras, bajando la cabeza para mirar al suelo, claramente avergonzada por el ligero tinte de sus mejillas.

Por favor. Llámame Klaus.

ESTÁS SON ESCENAS/RECUERDOS CON KLAUS QUE OBVIAMENTE POR RAZONES OBVIAS ELLA NO RECUERDA.

                                             

GOLDEN [Stefan Salvatore 1]Where stories live. Discover now