The Last Dance

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¿Entonces te acaban de regalar su casa?.-  Le preguntó Amalia a su amiga mientras veía a su mejor amiga firmar los papeles que le daban el derecho a la casa que antes se conocía como la de los Salvatore.

Por ahora. Como única propietaria, soy la única que puede invitar a cierto tipo de persona aquí, si sabes a qué me refiero.- Elena tuvo que abstenerse de usar la palabra vampiro debido a la presencia no deseada del abogado que estaba solo a pocos metros de ellos.

Ah.- Amalia comprendió al instante, aunque estaba confundida por qué no le habían ofrecido también su propia casa segura. Quiero decir, ella también estaba parcialmente en peligro: Klaus era su supuesto "alma gemela" y todo ese jazz.- Entonces lo que estás diciendo es que tienes el poder de no dejarlos entrar.

Elena la miró, sin encontrar su intento de humor tan divertido como ella.- Los estamos invitando a entrar.

Boo.- Amalia no estaba satisfecha con la respuesta de su amiga cuando las dos se levantaron del sofá y siguieron al abogado fuera de la casa.

Gracias, Sr. Henry.-  Elena estaba agradecida de que se tomara el tiempo de ir a su nueva casa para ayudarlos a que ella firmara la propiedad de la casa.- Lo siento. Lo olvidé por completo. Stefan, ¿te gustaría entrar a mi casa?

Me encantaría. Gracias.-  Stefan respondió con una sonrisa, dando un paso hacia la residencia.

¿Qué somos, adolescentes?.- Damon miró a Amalia una vez que notó la risa escapándose de sus labios cuando ella lo señaló, burlándose de él por no poder entrar también.

Uno de nosotros lo es. Si te dejo entrar, ¿prometes obedecer al dueño de esta casa?.- Elena negoció con él, para su consternación.

No.- Damon se negó seriamente, enviando una mirada en su dirección por su constante necesidad de controlarlo.

En serio, Damon. A mi manera. Lo prometiste. Yo tomo las decisiones. Sin mentiras, sin agendas secretas. ¿Recuerdas?.- Elena no se retractó de su pedido, no es que nadie esperara que lo hiciera.

Sí, Elena. Seguro.- Damon puso los ojos en blanco, aceptando sus ridículos términos.

Entonces, por favor, entra.- Ella lo invitó a entrar a la casa, apartándose del camino para que él pudiera entrar.

Tan pronto como puso un pie dentro de la casa, miró a Stefan, notando la mirada entretenida que jugaba en su rostro.- Cállate.

¿Estás lista para ir?.-  Elena miró a Amalia, observando mientras asentía con la cabeza.

¿Espera, a dónde vas?.- Preguntó Stefan, la preocupación en sus ojos aumentaba por segundo.

Ya sabes, ese lugar al que estamos obligados a ir por ley.- Amalia les recordó la educación que se suponía que debían recibir a diario, pero al que casi nunca iban.- Algunos se refieren a él como escuela, otros como un Vivir el infierno: es una situación de perder, perder, en realidad.

GOLDEN [Stefan Salvatore 1]Where stories live. Discover now