Capítulo 25, Una nueva historia debe ser escrita

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Mientras Azul se sumergía en la música, Louis notó que sus conocimientos ya no eran suficientes, su joven aprendiz necesitaba que alguien más dotado apoyara su talento.

Decidió encontrar ese alguien que la llevará a la cima del éxito, se dirigió a la orquesta filarmónica de Buenos Aires, sin embargo no sería tan fácil, ningún director estaba interesado en Louis, todos sus intentos lo llevaron a agendar una cita con un famoso compositor, aunque este no tenía mucho espíritu de atender su llamado.

Louis esperaba su turno sentado en una banca para conversar con el dichoso director, aburrido de la larga espera cabeceaba por el pesado sueño que intentaba dominarlo, al fin escuchó la voz de una señorita.

—Louis Fernández.

El chico se frotó los ojos para intentar despertarse —sí, soy yo.

—El director acaba de llegar podés pasar.

—Gracias —respondió.

En la oficina se encontraba el tan esperado director leyendo el periódico con una pierna puesta encima de la otra.

—Buenos días señor —saludó Louis. Al sonido de su voz la persona frente a él, cerró su fuente de información y le dió una mirada de indiferencia, a simple vista parecía una persona arrogante e insensible,

—Siéntate —demandó—, deseas algo muchacho.

—Muchas gracias por permitirme hablar con usted, es un honor estar frente a alguien tan respetable, quería solicitar una audiencia para presentar un nuevo talento.

El mayor arqueó una ceja con ironía..., —crees que sos el único que viene a presentar un talento.

Louis quería darle una verdadera oportunidad a Azul, ningún director quiso hablar con él, esa era su única oportunidad, —es una niña prodigio me gustaría que participará en el concierto que organiza la filarmónica de Londres.

—Todos los padres llegan diciendo que sus hijos son prodigios, sal de aquí chiquillo, no me hagás perder el tiempo.

—Pero señor...

Su superior abrió la computadora ignorándolo por completo, Louis al ver la tiranía del director decide dejarlo —muchas gracias señor por permitirme hablar, que tenga un buen día, —decepcionado salió con la cabeza agachada, sin darse cuenta del mundo que lo rodeaba chocó con un señor que también caminaba distraído con su taza de café en la mano.

—Lo siento mucho —se disculpó apenado.

—Está bien, no es nada se secara pronto —diji sonriendo. Parecía no importarle ni un poco el café derramado en su costoso traje.

—De verdad puedo pagarle la tintorería.

El señor seguía sonriendo era alto y delgado de unos 30 o 35 años aunque se veía un poco mayor por su encanecido cabello, sus ojos azules como la profundidad del mar eran más oscuros que los de Louis.

—Lo que más lamento es mi café —ilustró entre risas.

—Puedo comprarle uno si desea.

—Te lo agradecería, pero... —miró de refilón hacia la oficina del director—, ¿Qué hacías en la fortaleza del viejo gruñón?, —Preguntó en forma burlista.

Louis sonrió ante tal expresión —intentaba presentarle a una chica talentosa.

—Ahhh... sí, ¿una chica talentosa? —el mayor lo tomó del hombro muy cariñosamente, como si se conocieran de toda la vida —hay una panadería al frente, ven a reponer mi café.

Sentados ordenan dos cafés, Louis decidió quedarse ya que el señor frente a él comenzó a charlar como si nada. — Háblame sobre tu chica talentosa—, Louis le explicó todo sobre Azul desde sus primeros inicios, como avanzo en tan solo unos cuantos meses e incluso sobre su timidez.

—Vaya parece que realmente hablas de un prodigio —el señor se levantó sin antes sacar del bolsillo de su chaqueta una tarjeta de presentación—, debo irme. Tráeme a la chica la próxima semana, quiero conocer a la hermosa chiquilla —sus labios forman una sonrisa y se despidió de su recién joven amigo.

Louis quedó pasmado, no creía lo que acababa de suceder, al leer la tarjeta de presentación decía director de la Orquesta Nuevo Real; Jerry Brown, Louis dibujó una sonrisa en su rostro —Vaya incluso su nombre es genial, ni siquiera parece argentino, debe ser americano o francés, aunque no tenía acento... —pensó mientras leía la tarjeta con la felicidad rodeando a su alrededor por primera vez estaba feliz de derramar café sobre alguien.  


La introvertida vida de AzulWhere stories live. Discover now