Capítulo 10, Visita en casa

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Era sábado, había una gran conmoción en la casa de los Smith, unos familiares cercanos habían llegado para pasar el día, las niñas aún estaban durmiendo, pero el gran alboroto las despertó. Lisy al escuchar la voz de sus primos se levantó alborozada, salió a saludar, descalza con sus risos más alocados de lo normal en su cabeza.

Azul por el contrario no quería interactuar con nadie, puso la almohada encima de su cabeza e intentaba taparse los oídos con las manos, quería seguir soñando, había tenido un sueño agradable, acurrucándose intentaba recordar un pequeño fragmento de su sueño, estaba en un hermoso prado con las únicas personas que realmente amaba; sus padres y sus hermanas aunque no entendía que hacía Louis metido en sus sueños, ¿Por qué estaba él allí? Pensaba, no puede ir a interrumpir el sueño de alguien más.

—¡Azul! —Llamó su madre—, despierta cariño hay visita en casa y quieren verte.

Azul se quitó la almohada de la cabeza con apatía. —¿Por qué quieren verme mis tías? Siempre dicen lo mismo "que grande estas" "cuanto has crecido" es lógico soy una niña no voy a quedarme chiquita toda la vida. Aunque no sé cómo notan la diferencia en unas cuantas semanas. Deben tener una especie de regla en su cabeza y me miden mentalmente, como rayos lo hacen. No es que creciera de un día para otro.

—Azul puedes apresurarte cariño —gritó su madre desde la cocina.

Azul pestañeó al darse cuenta que llevaba como 10 minutos frente al espejo arreglándose el cabello —¡Ya voy mamá! —le devolvió el grito.

Durante el desayuno todos estaban sentados en el comedor hablado de esto y aquello, la señora Smith horneaba bocadillos, la casa olía muy bien eran los favoritos de Lisy. Miranda estaba embobada con un chico apuesto que había acompañado a una de sus primas mayores, Lisy estaba tramando algo con los hijos traviesos de sus tías, todos parecían ocupados.

Azul agudizó los sentidos para ver todo sin decir una palabra, tomaba su desayuno tranquilamente. Mientras observaba el panorama una voz interna le hablaba —Creo que soy la única normal de la familia. No deberían dejar a esos niños solos, explotaran la casa en cualquier momento. ¿Cuándo se irán mis tías? Se preguntaba una y otra vez. Debería ir a hacer mis tareas así me desquitaré de ellos un momento.

—Azul no habla mucho ¿verdad? —comentó su tía Carlota, sacándola de sus pensamientos al escuchar su nombre.

—Es muy callada —respondió su padre.

—Estas muy grande —evaluó otra de sus tías.

Azul en su mente se decía, "lo sé, siempre dicen lo mismo", aunque no abrió su boca para decir nada, solo sonrió.

—Cada vez estas más grande —reiteró su tía Carlota—. Serás muy bonita cuando crezcas, con esos hermosos ojos y pestañas encrespadas robarás muchos corazones en el colegio.

Azul solo por decir cualquier cosa y no quedarse callada a todo lo que, decían sus tías, respondió casi sin pensar —Ya robe uno, se llama Louis.

Todos se echaron a reír a carcajadas, Azul al ver a sus tías reír tan a gusto, se unió a ellas.

—¿Quién es Louis cariño? —preguntó su madre curiosa—, ¿un niño de tu clase?

—Es de 4to año, pero siempre me ayuda —contestó la pequeña.

—¡Es un chico grande! —exclamó su padre, abriendo los ojos como plato—, ten cuidado con los chicos grandes, es mejor que te alejes de ellos.

Miranda se metió en la conversación —Yo lo conozco papá, es un buen chico, solo ayuda a Azul en la biblioteca —dijo ocultando la realidad de Louis y así, no entrar en detalle para evitar el tema del piano. Miranda en verdad quería que fuera una sorpresa de cumpleaños para su madre.

Por la tarde las tías de Azul se despidieron para volver a sus hogares, la casa quedó en paz otra vez. Era una tarde agradable todos se sentaron a ver televisión en la sala de estar, eligieron una película infantil para el disfrute de las niñas "up: una aventura de alturas".

Deleitaban palomitas de maíz y algunos bocadillos que habían sobrado del desayuno, la señora Smith tenía a Lisy en los brazos en el sillón grande, Miranda estaba sentada sola en un sillón individual, estaba más concentrada en el teléfono que en la película pero al menos disfrutaba las palomitas y Azul estaba acostada en brazos del señor Smith en una colchoneta tendida en el piso. Todos concentrados en la película, menos Miranda que parecía que tenía algo más importante en su móvil.

—Papá, te acordás cuando me hablaste de las personas que querían conocerme —comentó Azul muy tranquila en sus brazos.

El señor Smith quedó sorprendido por la pregunta, observó su expresión pero ella fue muy casual, estaba masticando sus palomitas mirando fijamente la pantalla, como si no le molestara en absoluto el hecho de que traía de vuelta la conversación de sus padres biológicos. La señora Smith puso su atención en ella.

—Sí, recuerdo ese día, ya estas lista para hablar sobre ello, de nuevo.

—Sí, creo que ellos deben ver lo bonita que soy ahora, ¿no crees? La tía Carlota dijo que tenía hermosos ojos, quizás pueda robar sus corazones también.

El señor y la señora Smith rieron al escuchar a su niña presumir su belleza.

—Claro que sí, ellos deben ver lo bonita que sos —dijo el señor Smith pellizcando sus mejillas, dándole un suave beso en la nariz.

Antes de conocer a sus padres biológicos debían seguir un proceso para preparar el papeleo y fijar una fecha conveniente para todos. Era algo bueno para Azul, le daban un poco de tiempo para prepararse psicológicamente.

Algunos días se arrepentía de haber aceptado conocerlos, y otros días se decía así misma "será solo un momento, me verán y luego regreso a casa".

El estrés y las ansias la mantenían distraída en la escuela, en sus clases de piano e incluso en sus quehaceres diarios en casa. Pasaba mucho tiempo pensando como sería ese momento, su mente recreaba la escena de como conocería a sus padres.

Finalmente llego el día, la señora Smith habló con ella antes de salir de casa, para contarle que después de la escuela irían a conocer a sus padres.

Todo el universo en ese instante se centró en sus padres biológicos, no podía pensar en nada más que no fuera el encuentro con esas dos personas, esos dos seres que le dieron la oportunidad de vivir, quienes la habían dejado a su suerte, aquellos corazones que guardaban la razón de su actual existencia. Una razón, un "¿porque?" que ella desconocía y que el rincón más profundo de su alma anhelaba saberlo, sin embargo su corazón se negaba a admitirlo.

* *

Ese día en la escuela Louis esperó a Azul en el salón de música para su lección, era extraño ser él quien la esperaba, Azul siempre llegaba primero que sus mentores, pero ese día nunca llegó. Extrañado fue hasta su clase en la planta baja. No logró verla por ningún lado, su pupitre estaba vacío. Debió faltar a clases, pensó y sin darle importancia se enfocó en sus cosas.

A las 12:00p.m estaban el señor y la señora Smith esperando por Azul, solo se encontraron con Lisy.

—¿Dónde está tu hermana? —Preguntó el señor Smith—, Lisy subió los hombros en señal de no saber nada.

Diez minutos después, la señora Smith fue al salón de Azul, ya no había ningún niño en el aula, solo la señorita Claire que aún estaba ordenando unos libros. Al recoger sus cosas del escritorio volteó para encontrarse con la mirada de la señora Smith.

—Hola señora Smith ¿Cómo se encuentra? ¿Está Azul enferma?

—¡Azul! ¿Enferma? ¡Oh mi Dios! —respiró profundamente, la preocupación brillaba en su rostro.

Nota: Hi que tal? espero y les guste

¿Que creen que hizo Azul? ¿Donde estará?

La introvertida vida de AzulKde žijí příběhy. Začni objevovat