Capítulo 19, Es un mundo extraordinariamente extrovertido

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   La noche anterior al recital Louis visitó a los Smith. De pie frente a la fachada de la casa aún dudaba si llamar a Miranda o no.

Ya estoy aquí, qué más da, pensó antes de marcar su número.

Miranda: ¡Hola!

Louis: Hola ¿podés salir un momento?

Miranda: ¿Ahora?

Louis: sí, quiero darte algo.

Miranda: uh ok, dame un segundo.

   Miranda extrañada se asomó por la ventana, Louis estaba el frente —Y a este que bicho le pico, llegar a mi casa así nada más —murmuró.

   Se criticó a si misma su vestimenta, corrió a su habitación para cambiarse. Eligió rápidamente una blusa blanca con tiras sin mangas ajustada y una falda suelta de color rojo con rayas blancas se quedó con los mismo tenis que cargaba puesto, en el espejo del baño arregló un poco su cabello y se maquilló ligeramente.

   Solo le llevó unos 20 minutos arreglarse, Louis sentía que tenía como tres siglos esperándola, agotado se sentó en un tronco de madera de espalda a la casa.

—¡Louis! —se escuchó la dulce voz de Miranda llamándolo.

—Sí —Se levantó y volteó hacia Miranda, sus ojos intrépidos recorrieron descaradamente su cuerpo desde sus pies hasta sus ojos.

—¿Sucede algo? ¿Qué hacés acá?

—Sos hermo... —Su cerebro reaccionó y trancó las palabras —Sos hermana de Lisy también, quería darle esto a ella.

   Miranda recibió una bolsa —¿Qué es esto? ¿otro vestido?

—Vi como los ojitos de Lisy se iluminaron al ver el vestido de Azul. Ella es una niña, también le gustan los regalos.

—Sos muy amable —dijo Miranda con cariño, Louis solo ple concedió una hermosa sonrisa.

—Hay uno para ti tambien en el fondo.

—¡Qué!

—Si no te gusta puedo cambiarlo... yo... eh... solo... Ummm... —suspiró— Ya me voy, que descanses.

—Esperá, muchas gracias, de verdad —Miranda disfrutaba ver a Louis tartamudear por la timidez—, aún es temprano, hay una heladería cerca ¿querés ir? Déjame invitarte está vez para agradecerte lo que has hecho por mis hermana y... por el detalle.

   Louis se sintió nervioso de estar a solas con ella, sin embargo, no pudo negarse.

   Caminaron hacia la heladería lo que les llevó unos 15 minutos, Miranda hablaba sobre cómo sería el día siguiente, cuan sorprendida estaría su madre, cómo actuaría Azul, Louis solo la escuchaba atentamente embobado, al llegar eligieron una mesa y ordenaron dos helados; fresa para miranda y chocolate para Louis, se sentaron uno enfrente del otro a deleitar del descubrimiento más sabroso de la humanidad.

—"Gracias Procopio por inventar el helado", —decía Miranda cada vez que iba a una heladería, si la debilidad de Louis era el chocolate la de Miranda era el helado.

   Miranda notó que Louis estaba algo distraído viendo hacia la ventana, así que aprovecho su silencio para observarlo, apoyó su barbilla en una de sus manos y comenzó a detallar sus hermosos ojos azules, el iris tenía algunas rayas que le daban un tono verdoso, su cabello castaño estaba revuelto en su cabeza, su mirada terminó cayendo en sus labios, al darse cuenta lo que hacía, desvió la mirada, se aclaró la garganta para romper el silencio.

La introvertida vida de AzulWhere stories live. Discover now