Capítulo 9, La historia de Louis

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     El día siguiente en la escuela no fue mejor que el día anterior en casa, era viernes sí; el día que más disfrutaba Azul, pero, esa vez la señorita Emily le tenía una sorpresa en el aula, todos los estudiantes de 1er año estaban allí, la señorita Emily quería que tocará enfrente de ellos.

  Los ojos de Azul estaban pegados en los 12 chicos y 13 chicas, 25 personas en total, Azul contó mentalmente, todos más grandes que ella.

  Respirar parecía una tarea difícil, estaba pálida como la camisa de su uniforme y sus manos sudorosas.

—No te preocupes, ellos también están aprendiendo y vos sos muy talentosa, vamos ¿Estas lista?

   Azul desviaba la mirada, intentando concentrarse en las notas, en las teclas, en el piano, una voz resonó en su cabeza

  "Será mejor que no sigas con esto"

    Las palabras de su hermana se repetían varias veces en su mente, lo que la llevó a pensar en sus padres y el día anterior que había tenido con ellos.

   Nerviosa comenzó a tocar, ninguna nota era correcta, eso aumentó sus niveles de cortisol en su torrente sanguíneo dándole un choque de estrés repentino.

   Se detuvo e inmediatamente, salió corriendo directo al baño y en el lavabo comenzó a vomitar. La señorita Emily fue detrás de ella para intentar calmarla. La pequeña empezó a sentirse mareada, apoyó sus manos en el extremo del lavabo para mantener el equilibrio, casi sin aliento susurró.

—No puedo. No... No puedo respirar.

La señorita Emily se inclinó y la sujetó con ambas manos de la cintura —Azul respira un poco, tranquilízate. Ya paso, sí.

Al poco tiempo sus piernas dejaron de responder hasta que finalmente en brazos de la profesora, perdió la conciencia.

—¡Azul! ¡Azul!, Vamos Azul despierta —La señorita Emily intentó que recobrará el sentido pero no lo logró, ella sudaba frío, su rostro estaba muy pálido y sus labios resecos. Angustiada decidió llevarla a la enfermería.

*Todo estaba oscuro, Azul se vió a sí misma en un escenario, un destello de luz resplandecía sobre ella, estaba en frente de un gran piano, a la distancia logró visualizar dos siluetas alejándose, gritó para llamar la atención de las sombras —No me dejen aquí por favor—... pero las siluetas se veían cada vez más lejos, se levantó, corrió hacia ellos, tropezó y cayó.

   El suelo comenzó a hundirse, se abrió un enorme agujero que parecía no tener fin. En ese momento su corazón se sobresaltó y despertó*

   Su respiración se había agitado por la extraña sensación que experimentó al caer en ese agujero.

   Comenzó a observar el lugar, a su lado había un chico sentado de espalda a ella, estaba hablando con alguien.

—¿Louis? —Susurró.

—Despertó —dijo Miranda acercándose— ¿Estás bien? —consultó.

—¿Qué me paso? —pidió explicación aún aturdida, no entendía que había pasado, que hacía Miranda allí, porque estaba en una camilla.

—Tuviste un ataque de pánico y te desmayaste, la señorita Emily llamó a tu hermana, ella llegó hace unos 10 minutos —respondió Louis — Te sentís mejor.

—¿Me desmayé? —Empezó a recordar lo que había sucedido, se sentó en la cama, subió las piernas y las rodeó con sus brazos sujetándolas con fuerza, apoyó su cabeza encima de sus rodillas y estalló a llorar.

Louis la tomó de las manos —Tranquila, no llores, todo está bien.

—No, no está bien, no debería haber existido. Este mundo no es para mí, debí haber nacido en un mundo sin personas.

La introvertida vida de AzulWhere stories live. Discover now