15. resaca

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Keith se levantó despacio, cubierto de calor y mantecosa luz del sol procedente de su ventana. No abrió los ojos por unos segundos, dejando que su cuerpo se acostumbrase a estar despierto, entonces se dio cuenta de que había algo más a su lado en la cama, envolviéndolo cómodamente. Largos, delgados brazos y un ancho torso lo abrazaban por detrás, sus rodillas presionadas contra los huecos de las suyas, la suave elevación y disminución de un cálido pecho en su espalda.

Se movió lentamente, deliberadamente, ojos cerrados mientras se libraba del abrazo de la persona detrás de él. Mierda, no me acuerdo de nada. Su cabeza dio vueltas mientras se incorporaba, pero se olvidó del dolor cuando se dio la vuelta y vio quién era la persona misteriosa en su cama y, en un segundo, lo recordó todo. El cálido aliento de Lance en su cuello mientras lo acorralaba contra la puerta, su pícara sonrisa asomándose por la cortina de la ducha, el calor de su cuerpo mientras se acurrucaban juntos para dormir.

Lance parecía un ángel, pelo despeinado sobre la almohada, labios ligeramente abiertos, piel color caramelo bañada con el sol de la mañana. Su respiración era ruidosa y pesada, pero al menos no roncaba. Keith se mordió el labio, apartando la mirada. ¿Qué había sido la noche anterior para Lance? ¿Significaba tanto para él como para Keith? ¿Qué significaba siquiera para Keith?

Para él, una persona que nunca había conocido una relación como esta, si eso es cómo se debería llamar lo que fuera que tuviesen, esto era territorio extranjero. Nunca había dormido con alguien, ni siquiera se había sonrojado ni había querido tomar de la mano a alguien mientras andaban. Nunca había querido inclinarse y besar la suave mejilla de alguien, que él supiera. Nunca había querido acurrucarse de nuevo con alguien y sentir su calor y seguridad y confort. Nunca había querido tanto besar el cuello de alguien y sentir sus manos en su piel.

Sonrojado, Keith se levantó abruptamente, haciendo que Lance se quejase suavemente entre sueños y se tumbase sobre su estómago, extendiendo los brazos para ocupar toda la cama, los definidos músculos de su espalda tensándose suavemente mientras se estiraba, después relajándose antes de profundizar su sueño. Keith se pasó una mano por el pelo y entornó los ojos. Las pastillas que se había tomado la noche anterior no habían hecho una mierda, así que se tragó dos más y dejó su boca bajo el fregadero de la cocina para ayudarse.

Keith le echó un vistazo al reloj. 9:04. Hm. Decente. Se preguntó cuánto había dormido Lance, si se estaba perdiendo algo importante, si debería despertarle... Por suerte, justo entonces, un fuerte ruido sordo vino de la habitación de Keith, seguido por un gruñido:

—AY.

Keith fue a su habitación para ver a Lance sentado en el suelo, frotándose el codo con cuidado. Miró hacia arriba, y se ruborizó, avergonzado. Keith sonrió con suficiencia, cruzando los brazos y apoyándose contra la puerta.

—¿Has dormido bien? —preguntó de forma engreída mientras Lance se levantaba, haciendo un gesto de dolor.

—No estoy acostumbrado a dormir en una cama tan grande. Estaba soñando que era una nube —murmuró Lance, mirando de reojo la cama de matrimonio. Keith tosió para disimular su risa, pero Lance hizo una mueca de todas formas. Frunciendo el ceño, Lance se frotó la cabeza—. Dios, ¿qué pasó anoche? Me siento fatal.

Keith le pasó un bote de Aleve y una botella de plástico llena de agua. Lance se hizo con ella con una agilidad sorprendente teniendo en cuenta su estado.

—¿No te acuerdas? —preguntó Keith con curiosidad, dando por hecho que, tal y como la suya, la memoria de Lance regresaría en un minuto o dos. Lance negó con la cabeza, y luego asintió para darle las gracias a Keith por las pastillas mientras se las tragaba.

BEAT DROP. klanceWhere stories live. Discover now