Veintiséis 🍂

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Estoy buscándome otra vez, yo solía estar triste, yo solía estar lastimado, ¿Por qué seguía intentando esconderme debajo de una máscara? Ahora estoy floreciendo.

— Prem, ya han pasado dos meses desde que te diagnostique depresión, haz mejorado bastante, estoy orgullosa de ti.

— Gracias...

— ¿Por qué no vino tu Alfa hoy?

— J-justo de eso quería hablar... El está en celo y no pudo venir pero... Mh... Mejor nada...

— Puedes contarme lo que quieras Prem, recuerda que es malo guardar lo que sientes cuando puedes hablarlo con alguien, vamos.

Prem asistió a su cita con la psicóloga lleno de incógnitas e inseguridades recién descubiertas por su mente, el tema que no le dejaba concentrarse estaba constantemente en su cabeza sin intenciones de irse; el celo la marca.

Por un lado se sentía seguro y contento con tan sólo imaginar una relación más íntima junto a su Alfa, el entregarse en cuerpo y espíritu sería algo muy importante para la relación que tenían, darían un paso más y se demostrarían todo el amor mutuo que se tenían, eso era algo que lo emocionaba, pero al mismo tiempo causaba una gran ola de complejos.

"¿Y si se arrepiente de marcarme? ¿Y si no soy suficiente para el? ¿Y si no soy un buen Omega?" Todas esas preguntas pasaban una y otra vez por su cabecita, dándole leves temblores por los nervios.

— Quiero pasar el próximo celo de Boun con el... Lo que una pareja común haría, besarse, mimarse y tener intimidad... — Su mirada se mantuvo agachada, se sentía tímido. — Pero... Yo soy estéril y si el me marca tal vez después se vaya a arrepentir porque no soy suficiente para el ni para nadie... Soy una mala persona. — De la nada esos pensamientos negativos llegaron a su cabeza, haciendo que de a poco en sus ojitos se creara una capa de lágrimas apunto de ser liberadas.

— Prem, párate y ven, vamos al espejo. — La psicóloga se levantó de su asiento y se dirigió donde se encontraba el castaño, negando.

— N-no quiero verme, soy feo, soy malo...

— Hey, pequeño, ¿Recuerdas el día donde practicamos respiraciones? Vamos a hacerlo, ¿Está bien?. — Sonrió. — Inhala... Exhala...

El Omega obedeció, empezando a respirar lento y tranquilo, sintiendo su cuerpo relajarse después de unos largos segundos, sintió las manos de su amiga psicóloga en sus hombros donde recibía pequeños masajes, era una de las mejores sensaciones que su cuerpo podía recibir, tranquilidad y paz.

— Vamos al espejo. — Murmuró tomando a su paciente del brazo para llevarlo a un espejo de cuerpo entero que se encontraba en una esquina de la habitación blanca. — Quiero que nos mires a ambos... Yo tengo brazos, tu también, dime más.

— T-tu tienes una nariz bonita... Yo... — No podía ver nada bueno en el, de su boca no salía algún halago para su persona, eso le hacía sentir triste.

— También tienes una nariz bonita, dilo completo Premnie, reconoce lo precioso que eres. — Esbozó una pequeña sonrisa. — Mira, mi cabello es suave y huele rico, el tuyo también.

— T-tu tienes una sonrisa muy linda... Yo... Yo también... — Murmuró tímido, apretando en sus puños el borde de su playera amarillo pastel. — Tus piernas son largas y bonitas, las mías también. — De a poco una pequeña sonrisa se asomó en sus labios, había logrado hablar sin tartamudear, no pudo evitar sentirse contento, su lobito levantó sus orejitas y corrió en círculos pequeños a modo de celebración.

— Así es, ¿Te das cuenta de que somos tan iguales como personas? Ambos tenemos algo lindo con lo que destacamos en nuestro físico, porque somos únicos, pero también tenemos sentimientos, órganos, sensaciones, emociones que son inevitables de sentir, pero hay que aprender a controlarlas y siempre mirar un lado bueno de nosotros, Premnie.

𝕸𝖆𝖓𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖆́𝖓𝖌𝖊𝖑 /𝖇𝖔𝖚𝖓𝖕𝖗𝖊𝖒/ 𝖔𝖒𝖊𝖌𝖆𝖛𝖊𝖗𝖘𝖊Kde žijí příběhy. Začni objevovat