Doce 🍂

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Tus ojos me quieren decir la respuesta, puedo sentir la verdad a través de tu respiración.

— ¿Estás mejor?

— Si, un poquito... Lo siento por hacerte pasar por esto Boun, no debí cancelar las clases. — Agachó su cabeza, formulando un puchero triste en sus labios pues el sentimiento de tristeza aún seguía, aunque los mimos y lindas palabras de el mayor lo calmaron muy bien, su lobito aún sentía una leve presión en el pecho difícil de ocultar, pues a pesar de que decía estar bien, Boun ya deducía que no por las expresiones desanimada de el pequeño.

— No pidas disculpas, si yo estoy aquí es porque en verdad me preocupas. — Regañó, pasándole la taza de manzanilla que el mismo había preparado para consolar a su acompañante. — ¿Quieres que le sople un poco? Está caliente aún.

— Puedo hacerlo yo, bobito.

— Lo sé, pero quiero mimarte. — Esbozó una pequeña sonrisa nerviosa, últimamente le gustaba mucho ver los sonrojos de el Omega, descubrió que era sensible a los mimos y palabras bonitas, por eso empezó a decirle unos piropos suaves para no ponerlo tan incómodo, quería ir suave.

— Ya haz hecho mucho, no quiero abusar. — El sonrojo en las mejillas de el pequeño era suave, pero fue subiendo de intensidad al ver a su jefe soplar el té y probar un poco, Prem tomó en sus manos la taza y empezó a beber desde el mismo lugar que había tomado el moreno, su sonrisa era pequeña y nerviosa, no quería pensarlo pero en su mente apareció la idea de que se habían dado un beso indirecto, sonrojándolo con más intensidad.

— No abusas Prem, si estoy aquí es porque me preocupas, ya lo dije, no sigas diciendo más o me enojaré.

— No te enojes Bounnie. — Murmuró el de cabello castaño con ojitos brillosos hacia el Alfa.

— No lo haré si dejas de culparte, mh. Sigo ansioso porque me enseñes a preparar arroz con leche. — Mostró sus hoyuelos con una sonrisa.

— Hagámoslo ahora, tengo los ingredientes aquí. — Exclamó con emoción, dejando la taza en el centro de mesa y seguido se levantó, tomó la mano del moreno para llevarlo a la pequeña cocina que tenía su departamento, el Omega se sonrojó al sentir la mano contraria acariciar la suya, su mano era muy pequeña a comparación con la de Boun, sentía como los largos dedos de el Alfa rodeaban casi toda su manito, se sintió pequeño de la  nada y tuvo la enorme necesidad de esconderse entre los brazos de el mayor, pero se aguantó.

— ¿Qué ingredientes usaremos? El arroz con leche parece difícil.

— Solo necesitaremos arroz, leche, azúcar y palitos de canela. — Llegaron a la cocina aún con sus manitas unidas, ninguno quería soltarse pero tenían que hacerlo, así que con pesar, separaron y rompieron el tacto.

— Entonces es más fácil, siempre quise probar arroz con leche.

— ¿Nunca lo probaste Bounnie? ¡Es delicioso! — Afirmó mientras sacaba los integrantes necesarios y los colocaba en la pequeña mesita que tenía.— Lo siento si es chiquita la cocina y te incomoda.

— No me incomoda, me parece muy adorable.

— ¿En verdad? — Preguntó con cierta sorpresa, sonriendo al mismo tiempo pues lo que se esperaba era alguna burla o algo parecido.

— Claro, me gustaría tener tu cocina, se ve más cómoda, la mía es muy grande y me llega a desesperar a veces.

— Bounnie yo quisiera una cocina como la tuya, puedo bailar mientras cocino. — Bromeó el pequeño soltando leves risas. — Bien, empecemos, primero lava el arroz, eso ya sabes hacerlo.

𝕸𝖆𝖓𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖆́𝖓𝖌𝖊𝖑 /𝖇𝖔𝖚𝖓𝖕𝖗𝖊𝖒/ 𝖔𝖒𝖊𝖌𝖆𝖛𝖊𝖗𝖘𝖊Where stories live. Discover now