Tres 🍂

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Cariño no soy nada más que nada, pero dices que soy algo más que algo. ¿Quieres ser parte de mi?

El pequeño cachorro se encontraba en la cocina de aquella cafetería tan reconocida, todo era impecable, ordenado y muy limpio, le daba una sensación positiva, se sentía motivado y listo para todo lo que se le vendría encima, demostraría todo lo que había aprendido gracias a su madre y todo lo haría por su futuro, para demostrar a su familia de que él sí podía hacer algo bien.

El chef llegó, saludándolo de manera agradable, no era tan mayor ni tan joven, edad intermedia, Prem se mantuvo educado y responsable ante todo lo que hacía, así, empezaron con las pruebas.

Primero algo sencillo, un pie de limón, que por supuesto le salía de lo más exquisito, así que empezó por moler las galletas y hacer la masa con mantequilla derretida, para después acomodarla en el molde de manera uniforme y cuidadosa para que la masa no se rompiera y sea fácil de servir, seguido sacó la leche condensada y lo mezcló con jugo de limón, agregándole yemas de huevos muy bien separadas de la clara, lo mezcló de manera delicada y envolvente, lo hacía de manera tranquila y limpia, que el chef no pudo evitar sorprenderse y abrir su boca, formando una "O" con sus labios.

Seguidamente, lo aplicó sobre el molde cubierto de la masa de galletas, esparciendo con suavidad hasta dejarlo sin ondas, lo dejó reposar por unos momentos para después seguir con el merengue sin azúcar, en poco tiempo llegó al punto de nieve, dejando satisfecho al cachorro por lo bien que le estaba saliendo todo, segundos después adornó la superficie con un poco de ralladura de limón antes de meterlo al horno por unos diez minutos, estaba muy  feliz, pues ese delicioso postre empezaba a soltar un olor realmente exquisito.

Puso un temporizador para que no se le pasara el tiempo con el horno, para después proceder a hacer los brownies que el chef le había ordenado, pocas veces había preparado la receta pero la conocía a la perfección gracias a su madre. Empezó con la mezcla de los secos: harina, cacao, azúcar, un poco de levadura y nuez con almendra y así mezclar la leche con los huevos e incorporar los polvos a la mezcla líquida, haciendo una especie de masa de chocolate parecida a la de un pastel, engrasó con mantequilla un molde y vertió la mezcla en el mismo para luego meterlo en el horno y dejar esponjar.


Mientras eso se cocinaba el sonriente y feliz Omega procedió a preparar una malteada de plátano, empezó por colocar el plátano, leche y un poco de chocolate para bebidas en la licuadora, haciendo que todo se empezara a mezclar homogéneamente, lo vertió en un vaso que abajo contenía chispas de colores y encima le puso crema Chantillí para adornar, sacó ambos postres que había puesto en el horno, chillando con suavidad de emoción al ver como ambos estaban en su punto, se veían geniales por fuera, buen color y buen aspecto, bueno en todos los sentidos, incluso de sabor, porque el confiaba en lo que su madre le había enseñado todos estos años, y lo más importante; confiaba en sí mismo.

Partió una rebana de cada postre, poniéndolos en pequeños platitos y encargándose de que se vea como un postre servido de restaurante de lujo, limpio y apetitoso, puso los postres frente al chef y miró un poco nervioso a su mayor, sonriendo suavemente.

—E-es todo... Espero que le guste mucho, ¡Disfrútelo!

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—Boun, es una joyita, tienes que contratarlo, ¡El negocio saldrá adelante con ese Omega! Ah... Si lo hubieras visto, sus manos eran tan rápidas y ágiles, ¿Estás seguro que no trabajó en algún otro lugar? —Alegaba el chef, siguiendo a su jefe que caminaba por los pasillos ocultos de la cafetería hasta su oficina, donde se supone que le esperaba ese Omega con "Manos de Ángel".

El Alfa continuaba ignorando al chef, caminando con firmeza hasta su oficina, la cuál ingresó y cerró la puerta a su trabajador, apenas ingresó sintió de nuevo ese aroma golpear sus fosas nasales de manera exquisita, tanto que se empezó a sentir un poco mareado y su lobo grande e insensible ante otros Omegas que no fuera el suyo, se puso atento, levantando su cola con la necesidad de oler y respirar a ese pequeño y precioso Omega, que se encontraba sentado en una de las sillas. Boun carraspeó, haciéndose el duro, caminando hasta su silla donde tomó asiento frente al Omega, sin dudarlo un segundo más, habló.

—Dime, Prem, ¿No trabajaste o seguiste algún curso en otro lugar? Al parecer tienes un conocimiento avanzado y te pido que me digas la verdad al respecto.

—¿La verdad? Es la verdad... No estudie en ningún lugar, todo lo aprendí en mi casa. —Murmuró el Omega, ladeando su cabecita confundido, tal cuál como un lindo cachorrito.

El Alfa soltó un suspiro pesado ante la respuesta, sacó un fólder que adentro tenía la ficha para llenar y el contrato listo para se  firmado por ambos. — Por favor rellena esta ficha Prem, pon todos tus datos en ella. — Le pasó la hoja de papel y un lapicero de tinta negra, esperó a que el Omega terminara de escribir, y en ese lapso se dedicó a observar de manera disimulada al pequeño cachorro de 19 años, que se mantenía con la mirada concentrada en las letras, el Alfa pudo darse cuenta de muchas cosas; Prem tenía pestañas largas y finas, tenía una nariz delgada y pequeña que hacía ver su rostro adorable, sus mejillas levemente flácidas y gorditas, haciendo que el Alfa se tentara de apretarlas y masajearlas como si fueran bolitas de una masita suave, y lo más importante, sus labios, tan rosados y esponjosos, sobre todo el inferior, que tenía un contorno marrón muy leve, haciéndolos ver más marcados.

—Ya termine... — Murmuró el Omega sonrojado al sentir la mirada atenta de ese gran Alfa, que al escuchar la voz de el Omega reaccionó de inmediato, asintiendo y recibiendo el papel.

—Si, ahora firma aquí, es el contrato.— Le pasó una segunda hoja de papel, sintiendo a su lobo jugar en el al ver la sonrisa alegre y feliz de el Omega, que empezó a celebrar en su asiento. —Prem, ten en cuenta que este es un trabajo serio y que es la imagen ante todo, te daré tu uniforme y horario en unos minutos, también el reglamento y te haré un pequeño tour por toda la cafetería para que la conozcas, así que pon de tu parte para que tengas una buena experiencia aquí. Ah, y otra cosa. —Dijo mientras firmaba el contrato el también y lo ponía en el fólder junto a la ficha d el menor. —Aquí no se permite romances ni enamoramientos, ¿bien?

Los primeros que rompieron esa regla fuimos nosotros.

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𝕸𝖆𝖓𝖔𝖘 𝖉𝖊 𝖆́𝖓𝖌𝖊𝖑 /𝖇𝖔𝖚𝖓𝖕𝖗𝖊𝖒/ 𝖔𝖒𝖊𝖌𝖆𝖛𝖊𝖗𝖘𝖊Where stories live. Discover now