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||Week 1 » Jimmy Garoppolo||

•Oportunidad• » 2nd Down

Las cosas cambiaron luego de aquel partido y aquellas declaraciones por parte de Garoppolo. Y aunque Jessica aun tenia esa esperanza de que solo fuera otra mas de las aventuras del quarterback, el siguiente fin de semana se abrió los ojos.

Habían quedado en un bar para divertirse todos sus amigos. Ahí fue donde vio a la tal Tania colgada del brazo del numero 10. Esa misma noche sintió como su pecho se quemaba ante la escena. Trato de disimular, lo cual de milagro logro. Pero eso no quitaba el hecho de que solo quisiera salir huyendo de ahí.

De alguna forma estaba feliz por él. Siempre fue alguien que solo buscaba diversión por una noche. Y ahora parecía tomarse en serio las cosas. Así que le dio su mejor cara a ambos y continuo en el bar, aguantando las lagrimas. Pero al llegar a su departamento estas salieron, demostrando su pesar.

Ahora llevaba días pasando el tiempo en su habitación, llorando y viendo televisión. No quería salir. No estaba de ánimos para nada. Tenia el corazón roto y no sabia aun como manejarlo.

Tomo otro bocado de su nieve de fresa, y pulso play al siguiente capitulo de su serie. Se acomodo lo mejor que pudo en su cama, lista para pasar otra noche en la soledad de su cuarto. Pero el sonido de su puerta la hizo gruñir. No quería visitas.

Dejo con pesar el postre a su lado y camino hacia la sala. Dudo durante unos segundos si hacer pensar al que fuera que estuviera del otro lado que no había nadie. Pero al mirar por la perilla y percatarse de la persona, decidió mejor abrir.

—¿Qué haces aquí?

—Un hola seria mas apropiado.

Bufo sin ánimos.

—Hola. ¿Qué haces aquí?

—No contestas mis llamadas y venir hasta tu casa era la mejor opción —sin darle tiempo, paso por su lado para entrar al departamento.

—Tal vez porque no quiero hablar con nadie —cerro la puerta—. ¿Qué quieres Amelia?

—¿Cómo que quiero? —la miro con reproche—. Me preocupas hermana. Tienes semanas encerrándote en esas cuatro paredes, solo llorando y viendo Netflix.

La reprendió con la mirada. No estaba molesta, estaba preocupada. Después de todo era su hermana pequeña y verla sufrir le dolía. Odiaba que estuviera en ese estado. Quería ayudarla pero no se lo permitía. Evitaba a todo el mundo y prefería vivir en la miseria de un amor no correspondido.

—Amelia por favor.

—Amelia nada. Estoy preocupada por ti —sobo con cariño ambos brazos al ver como sus ojos hinchados por llorar volvían a cristalizarse—. Se lo que es un corazón roto, y lo difícil de vivir con ello.