Capítulo 36. Parte 1.

688 109 394
                                    

(Hoy tenemos nuevo narrador,  UwU)

Lutzia

Hay días en los que siento que estoy en piloto automático.

No siento absolutamente nada.

Hoy es uno de esos días.

¿Alguna vez has sentido el terror de sentirte amenazada?

¿Qué tu dignidad se vea violada? ¿Y cuelgue de un hilo tan delgado, a punto de ser cortado o salvado por una decisión?

Desde que pasó eso, vivo con miedo. Y sé que debería tenerlo, porque él no es de jugar. Así que cuando me hizo la clara amenaza, fue difícil elegir.

Cualquiera de las opciones me iban a causar daño, pero no lo importó. Solo tenía en mente su sed de venganza, de ser el último en hacer una jugada asquerosa.



Semanas atrás.

Jamás esperé haber encontrado lo que encontré.

Los desechos, la pintura roja, escondidos en una parte de arriba del escenario, realmente, si no hubiera estado de curiosa, posiblemente jamás lo hubiera encontrado, pero lo hice.

Supe que fue Wesley en cuanto lo vi.

Me decepcioné. Pensé que el tiempo que había pasado con nosotros, lo habían cambiado, pero tal parecía que me equivoqué. Me aferré a la bolsa y bajé con ella en la mano, sintiéndome furiosa, pero me di un momento para tranquilizarme y pensar.

Apenas unos días atrás habíamos pasado un grandioso rato todos juntos. Una vez en el piso, fruncí mi ceño, confundida y desconfiada. Esto no entraba en el Wesley que estaba conociendo.

Wesley...

Mordí mi labio, pensando en ese chico tremendamente alto y desgraciadamente lindo... e inevitablemente desagradable, aunque no ahora. Sacudí mi cabeza, deshaciendo mis pensamientos.

Se había portado demasiado bien con todos y era extraño, pero agradable. Era un chico demasiado divertido y hasta podría decirse amable. Recordaba con tal claridad lo consciente que había sido cuando tuve mi crisis bajo la lluvia, lo bien que supo manejarlo sin presionarme y como mi corazón se aceleraba. Pero de inmediato, saqué esa clase de pensamientos de mi cabeza.

Wesley no es un chico para enamorarse.

Y menos después de ver esto.

―Tal parece que ya lo encontraste... ―susurró una voz a lo lejos, casi con burla.

Traté de esconder las cosas en mi mano con rapidez, pero fue inútil. Cuando volteé a ver a la persona, él ya lo había observado todo.

Era el protagonista de mis pesadillas y temores.

David.

Tragué saliva de manera nerviosa en cuanto lo vi, mi cuero cabelludo empezó a picar y mi espalda a sudar frío.

Lo odiaba, realmente lo hacía. Me causaba asco al saber la clase de persona que era, de lo que era capaz, pero nunca imagine a qué punto. Que ingenua era.

―¿Qué? ¿No me hablarás? ―inquirió, sonriendo de manera maleante, dándome una mirada lasciva.

―Esto no te interesa. Así que sal de aquí ―pedí tratando de parecer calmada, pero mi voz me traicionaba.

Chasqueó la lengua repetidamente, como solía hacer cuando alguien decía algo que no le gustaba.

―No lo creo ―respondió, acercándose cada vez más. Por inercia apreté la bolsa en mi mano―. ¿Sabes quien lo puso ahí?

El club de los InadaptadosWhere stories live. Discover now