Capítulo 19.

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Este capitulo va dirigido para OrianaUwUxd muchisimas gracias por tus comentarios, apoyo en esta historia, cada uno es tan unico y especial que me vuela la cabeza jaja y los adoro💛, espero te guste mucho y leerte por aquí. uwu





Las semanas pasaban con la velocidad de un rayo, cada día nos acercábamos al gran festejo de Halloween que se haría, y se sentía las vibras extasiadas de los que asistirían.

Por el otro lado, mientras más emocionados estaban unos, más estresados se encontraban los chicos del aula I. Hoy es sábado, este es el último día en el gimnasio para asegurarnos que todo esté perfecto para la fiesta, que estaba programada para el siguiente sábado.

Así que el humor del grupo... No era el mejor.

―¡Ramsés! ¡Trae esa maldita escalera hacia acá y cuelga el jodido adorno o te colgaré a ti! ―gritaba desesperada Violeta, mientras sostenía con fuerza la calabaza artificial en su mano.

―¡No me grites, Violeta! ―gritó en respuesta Ramsés, frunciendo su ceño.

―¡No le grites a Violeta! ―defendió Caroline, alzando su voz y mirando mal al chico. Abrí mis ojos asombrados de escucharla tonos más altos a los que suele usar.

―¡Caroline, ¿qué te pasa? ¡No grites! ―reprendió Lutzia, tomando los hombros de la chica blanquecina y al segundo, giró con fuerza hacia la otra chica―. ¡Violeta, no grites más!

Apreté mis labios con fuerza para evitar decir, con obviedad, que ella también estaba gritando.

―¡¿Puedes callarse todos?! ―vociferó Drew, desde la esquina del gimnasio mientras golpeaba su bastón en el piso repetidamente―. ¡Me están causando jaqueca!

El chico invidente masajeó sus sienes con frustración.

―¡¿Por qué no pueden hacer las cosas en silencio y sin gritar?!

Levanté mi dedo con la intención de aclarar que él también gritaba pero me detuvieron:

―¡Cierra la boca, Wesley! ¡No empieces con tus comentarios inteligentes! ―atajó Violeta.

―¡Violeta, deja de gritarle a todo el mundo! ¡Cállate! ―riñó Lutzia, lanzándole una mirada de exasperación.

―¡No lo defiendas, Lutzia!

―¡No lo hago!

―¡Sí lo haces!

―¡No!

Los gritos continuaron y se repetía un patrón. Uno gritaba, el otro la callaba, uno se enojaba porque lo callara y otro se enojaba porque lo callaran gritando.

Hasta que me harté.

―¡Basta! ¡Cállense todos! ― bramé con mi voz rasgándose ante mi grito.

Drew giró su cabeza hacia la dirección de mi voz, con la intención de hablar, sin embargo, no lo dejé.

―¡Nadie diga nada! ¡Guarden silencio por 5 minutos!

Aunque las ganas de todos por gritarme estaban ahí, por alguna razón y por primera vez, me hicieron caso en algo. Hicieron silencio, mientras suspiraban y desviaban sus miradas unos a otros.

El silencio empezaba a desaparecer ante las silenciosas risitas que soltaban, trataban de esconderlas apretando sus manos en sus bocas, pero fue inútil, las risas salieron con más fuerza cada vez, que yo mismo me encontré riéndome ante lo ridículo de la situación y moví mi cabeza en negación.

El club de los InadaptadosWhere stories live. Discover now