Capítulo 20. Parte 3.

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Hoy este capítulo es para Mtejedavargas que siempre la veo en los votos y comentarios, muchísimas gracias por tu apoyo desde el inicio, espero leerte por aquí. 💛







Sacudí mi cabeza, despegando mi vista de esa chica. Necesitaba enfocarme, pero inevitablemente mis ojos se dirigían una y otra vez hasta su lugar, viéndola reír y sus mejillas coloradas.

―¡Sigues tú Lutzia de batear, es algo asombroso! ―confirmó Violeta, emocionada y asombrada.

Lutzia se asintió, asemejando su emoción, mientras se acercaba hasta el lugar del cuadro blanco donde bateaban y tomaba un bate. Giró su vista hasta a mí, esperándome, pero no pude moverme, me sentía congelado en mi lugar.

Ella posó sus manos en sus caderas, impaciente y enarcó una ceja con astucia. Como si supiera algo o el efecto que en este mismo momento estaba causando, pero yo ni siquiera sabia explicar.

Golpeé mi frente con mi mano, de nuevo, tratando de quitar esos pensamientos que estaban torturando mi mente.

Yo amaba a Celia.

Me acerqué a ella con rigurosidad, desconfiando por primera vez de sus intensiones y ella volteaba a ver a su alrededor, confundida por mi actitud.

¡Basta, Wesley! ¡Creerá que eres más idiota!

Pero... ¿Por qué ahora me importa eso?

―Bien... Lutzia ―carraspeé en cuando llegue a ella, a unos centímetros de distancia―. Deja te enseño como puedes posicionarte.

Ella se burló, sin maldad.

―Vi lo que le enseñaste a Violeta, puedo hacerlo aunque dijera que los deportes no son lo mío ―soltó orgullosa, torciendo sus labios en una sonrisa de lado.

―Ya has demostrado ser más que hábil y una caja de sorpresas ―confesé en un susurró, más para mí lo último que para ella.

―Y apenas me conoces ―retó, con suficiencia.

―Entonces, demuestra de lo que estás hecha ―presioné divirtiéndome ante su valentía y provocaciones.

Grité fuerte para que Drew me escuchara y lanzará. Lutzia ya posicionada y preparada para batear, esperaba la bola, solo que la posición de sus manos en el bate no era la adecuada y la velocidad con la que bajo tampoco, así que falló.

Me acerqué de nuevo a ella, y levantó su mano a mi dirección deteniéndome, empezando a frustrarse.

―¡Puedo hacerla sola! ―gruño, mirándome mal, como si esperara una burla de mi parte.

―Sé que puedes hacerlo sola ―aclaré, levantando mi mano en signo de paz―. Pero la posición de tus manos, no es la adecuada para lograrlo totalmente.

―¡Pero si es lo mismo que hizo Violeta! ―arrugó su frente, confundida viendo sus manos en el bate.

Logré acercarme a ella, hasta que su perfume fue perceptible a mi nariz. Ella inclinó su cuello hacia atrás para poder verme a los ojos.

¡Maldición, esos ojos!

―Exacto, pero son tus dedos los que deben de ir casi pegadas al inicio del bate ―expliqué a la par, tratando de controlar esos estúpidos ataques en mi pecho. Ella iba cambiando la manera en la que tomaba el bate, pero no logró entenderme.

Por lo que acerque mi mano hasta la suyas para maniobrarlas. Tocar la suavidad de sus manos, me hizo sentir extraño y un ligero estremecimiento que recorrió mi columna. Me recordó ese día en el que yo la consolaba.

El club de los InadaptadosWhere stories live. Discover now