Capítulo 29.

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Este capítulo es para jchowland15, espero te guste muchísimo uwu. Muchísimas gracias por todos tus comentarios, votos y apoyo en la historia, gracias por estar con ellos y conmigo🥺, espero leerte por aquí💛. 

―¿Qué pasa? ―preguntó confundida y avergonzada, mientras se sentaba como si fuera sorprendida haciendo algo malo.

Golpeé mi frente con mi mano en frustración.

―Lo siento, realmente lo hago, pero tienes que irte. Ahora.

Frunció su ceño, sin entender mi cambio de actitud tan repentino.

―¿Por qué?

―Te lo explicaré, te lo prometo, pero necesito que te vayas ―pedí―. Por favor, Lutzia.

Soltó un suspiro exagerado y se puso de pie a un lado de la cama.

―No puedo creer que me estés corriendo.

Estaba indignada, lo sabía. Sin espera que yo dijera otra palabra, se acercó a la puerta, pero justo antes de que la abriera, la detuve.

―¡No! ―exclamé en voz baja―. No puedes salir por ahí.

―¿Y eso por qué no? ―preguntó molesta, mientras se cruzaba de brazos.

―Por favor, confía en mi.

Ella murmuró unas palabras sin sentido y bufó con sarcasmo:

―¿Cómo esperas que me vaya? ¿Quieres que vuele? ¿Qué me teletransporte?

Abrí mi boca, ofendido. Insultado de que juzgara mi inteligencia. Tomé su mano y la acerque a la ventana y señalé. En cuanto vio el inmenso árbol de lado de ella, soltó una carcajada burlona, pero al ver que no me reía, se calló.

―¿Es broma, verdad?

Negué con mucha seriedad.

―Me voy a matar.

―Solo tienes que bajar por el árbol ―expliqué―. Yo lo hacía antes y nunca me paso nada.

Sus cejas se fruncieron en duda. Y la voz de mi padre dentro de la casa, me alerto y acelero. Joder, ¿por qué justo hoy tenía que llegar antes?

―Por favor ―susurré.

―Esto lo pagarás muy caro ―advirtió con vehemencia.

Se sentó en el contorno de la ventana, armándose de valor.

―Conozco varias maneras de pagarte.

Me lanzó una mirada venenosa y molesta. No pude evitar reírme.

―Cierra la boca, miserable.

Respiró profundamente una vez y de un paso se lanzó a una de las anchas ramas que estaban directamente en mi ventana. Pero antes de seguir, Lutzia giró hacia mi y soltó:

―Ah, antes de que lo olvide. Necesito que controles a James, no deja merodear el salón 24/7.

―¿Qué...?

Me ignoró dejándome con las palabras en la boca, mientras que a paso seguro fue bajando con lentitud el árbol, pasando sus pies por cada rama y tentando que tanta resistencia tenía. En otro momento de mi vida y con dos brazos, hubiera tardado menos de un minuto en bajarlo, pero preferí no decirle nada, tal vez y me lanzaba un zapato.

Pasó un par de minutos hasta que finalmente sus pies tocaran el suelo. Se inclinó, colocando sus manos sobre sus rodillas para recuperar su respiración y cuando lo hizo, volteó a ver a mi ventana.

El club de los InadaptadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora