Aquella tarde del primero de marzo ambos quedaron encontrarse en el campo cercano a la ribera del río, aprovecharían el buen clima para salir a solas, conversar y desahogarse de sus diferentes problemas cotidianos.

- Shirou, te doy la razón en lo de que debería contarte lo que le sucede, pero también pienso que hay que verlo desde su lado... Goenji no lo ocultaría a menos que sea necesario ¿No crees?

- Eso lo sé Ichirouta... Pero saberlo no disminuye el dolor que siento, estoy muy preocupado... ¿Y si algo malo le ocurre?

- ¿Desde cuándo eres tan negativo? - Preguntó dándole una leve palmada en la cabeza - Yo recordaba a mi mejor amigo como una persona más optimista.

- Ichirouta, estás buscando pelea con el asesino de osos - Quejándose con algo de sarcasmo - Mira, yo sé que estoy poniéndome en muy mal plan con Shuuya, pero si no me ocultara cosas... ¡Podría conservar mi faceta tierna!

- Decídete ¿Asesino de osos o persona tierna? - Preguntó riendo, dándose cuenta de inmediato de la mirada siniestra del albino - Vale vale, no te enojes, pero... Conozco a Goenji hace mucho tiempo, él no es el tipo de personas que actúan sin un motivo de valor, quizá no puede decírnoslo ¿No crees?

- Eso no lo puedo refutar... Pero sin importar el motivo, está mal ocultarle cosas como esas a la familia... ¡Somos esposos! - Exclamó llevándose las manos sobre el rostro, quitándose el anillo y mirándolo fijamente - La promesa fue amarnos sin importar lo que pasara, pienso cumplirla... Cueste lo que cueste.

- Él cumplirá su parte, créeme... - El peliazul no era el tipo de personas más elocuentes cuando de consolar a alguien se trataba, pues su fuerte era el lenguaje corporal, así que sin dudarlo abrazó al albino.

- ¡Cierto! - Exclamó una vez el contacto terminó y siguieron caminando - En 5 días es tu boda... Me alegro mucho por ti, has esperado mucho por esto.

- Ni lo digas... ¡Imagínate! Mamoru me entregó anillos por primera vez en nuestra primera navidad como enamorados, desde ese entonces he esperado casarme con él.

- Parecemos viejas chismosas cuando decimos "Imagínate" "Ni lo digas" - Comentó riendo - Ha pasado mucho desde ese entonces... Y pensar que llevamos más de dos décadas siendo mejores amigos.

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2 de marzo:

El despertar en la casa de la pareja de "verduras", según denominaba Fudou, fue mucho más agitado de lo normal, con ambos adultos corriendo de un lado al otro desesperados y nerviosos, pues la primera gran crisis paternal había llegado.

- ¡KIYAMA! ¡TODAVÍA TIENE FIEBRE! - Exclamó al borde del colapso el peliverde - ¿¡EL MALETÍN CON SUS COSAS?!

- ¡NO LO SÉ! - Respondió alterado, pues buscaba la mochila blanca por todos lados sin resultados - ¡VAMOS DE UNA VEZ AL HOSPITAL!

- Papá... - Dijo en voz baja el peliteal - Me duele mucho la cabeza...

- Tranquilo mi cielo, vas a estar bien - Cambiándole el paño de la frente y corriendo hacia el pasillo - ¡KIYAMA! ¡VÁMONOS! ¡LE DUELE LA CABEZA!

- ¡AHORA ENCIENDO EL AUTO! - Gritó mientras corría al garaje.

El chico de los proverbios no perdió ni un segundo más, por lo que siendo incluso más veloz que Kazemaru, entró en la habitación del pequeño Kariya, tomándolo en brazos con cuidado - No te preocupes Masaki, dentro de poco te vas a sentir mejor - Le susurró al infante para tranquilizarlo.

Ambos padres trataban de disimular su nerviosismo lo mejor que podían durante todo el trayecto hasta el centro de salud, lo último que necesitaban era empeorar la condición del menor a causa de su preocupación, por lo que apenas llegaron, se apresuraron en llevarlo al área de emergencias pediátricas, donde el médico examinó al infante minuciosamente.

¿Fácil? ¡No! (Completa)Where stories live. Discover now