Cambios

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El sol comenzó a asombrarse entre las cortinas de la sala muy temprano por la mañana, era domingo y el clima fresco lo reflejaba a la perfección, pero la paz no era precisamente lo que inundaba la casa de Fubuki, pues este se encontraba sentado en el sofá con la mirada perdida, divagando mentalmente en un pobre intento de salir del shock en el que estaba.

Con una taza de café en una mano y la caja de pañuelos en la otra, trataba de darle algún sentido a lo que su mejor amigo le dijo la noche anterior.

El albino sabía que Kazemaru sufrió con cada palabra que dijo, principalmente porque reconoció el tono de voz acongojado de este. No necesitó verlo a la cara para saber que el peliazul lloraba. Tantos años juntos le habían enseñado a identificar las emociones de su hermano a la perfección.

Siendo así... ¿Por qué le diría eso?

Quizá la respuesta estaba más cerca de lo sé imaginaba, por lo que rápidamente corrió a su habitación para cambiarse de atuendo, lavarse la cara y arreglarse. Iría a ver a Endou.

Yukimura desde su alcoba, escuchó las pisadas aceleradas de su tutor, y al ser algo muy poco habitual, no pudo evitar sentir curiosidad.

- ¿Vas a salir, papá? - Preguntó abriendo la puerta y entrando lentamente.

- Voy a casa de Endou-kun, necesito hablar con él.

- ¿Puedo ir? ¡Quisiera ver a Kazemaru-san!

- Negativo jovencito, usted tiene que hacer los deberes de la escuela - Respondió tomando al menor por las mejillas - Recuerda que lo dejaste pendiente por entrenar para el partido contra Teikoku.

- ¡Matsukaze estará allá! - Exclamó - Puedo hacer las tareas con él - Agregó con una mirada suplicando - Anda papá... Llévame contigo...

Por dentro, Fubuki no quería decirle aún al no tan pequeño Hyouga sobre lo ocurrido la noche anterior, pero tampoco tenía excusas para no llevarlo, después de todo, durante cada una de sus visitas a la residencia EnKaze, este siempre lo acompañaba.

Algo indeciso, acabó aceptando, viendo como una enorme sonrisa se dibujaba en el rostro de su hijo, aunque esta se opacara ligeramente por golpe que aún tenía ahí.

No eran más de ocho de la mañana cuando ambos estaban montados en el coche, escuchando rock en inglés y tomando frappés que compraron en alguna cafetería que les quedó en el camino, arribando a su destino muy temprano.

Grande fue la sorpresa al ver que en las cortinas estaban completamente cerradas, como si no hubiera nadie, pero para Fubuki tenía cierta lógica, pues era Kazemaru el que siempre se oponía a mantener la casa a oscuras.

No pasó más de un minuto para que la puerta se abriera poco después de tocar el timbre, siendo recibidos por un Endou desalineado, con claros signos de agotamiento y falta de sueño.

- Fubuki... Hyouga... ¿Qué los trae por aquí? - Preguntó dejándoles el camino libre - Adelante, siéntanse como en su casa.

- ¡Buenos días Endou-san! - Exclamó radiante el menor - Vinimos a visitarlo, bueno... Yo tengo que hacer los deberes con Matsukaze... Y claro, visitar a Ranmaru.

- Ya veo, anda sube - Indicó con una leve sonrisa - Matsukaze está ordenando su habitación y creo que Ranmaru está jugando en la consola.

- ¿Y Kazemaru-san? - Dijo mirando por toda la sala de estar - Que raro... Los domingos a esta hora suele ver las noticias deportivas de España...

- Hyouga, ve con Matsukaze por favor, necesito hablar con Endou-kun - Indicó el albino, dándole un pequeño empujoncito al joven delantero, para luego verlo desaparecer escaleras arriba - Endou...

¿Fácil? ¡No! (Completa)Место, где живут истории. Откройте их для себя