Gripe

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En casa de los genios de la estrategia se respiraba un aire pacífico, la calma volvía a reinar como hacía muchos años no se daba, pero todo eso tenía una explicación lógica, los milagros no ocurren así como si nada.

- Te dije que no salieras a jugar con Takuto en la nieve, pero ahí está, como de costumbre ¡NO ME HACES CASO! - Reclamaba el de las rastas mientras revisaba el termómetro - Tienes fiebre, si no baja con los paños, prepárate Akio porque te llevaré al hospital y me burlaré cuando te eches a llorar por la inyección que te pondrán.

- Pingüino... No seas cruel - Pedía con los ojos entrecerrados - ¿Acaso me quieres ver sufrir más?

- Agradece que no te inyecto yo mismo, pusiste en riesgo a Takuto - Respondió con una fría mirada - Al menos él no se enfermó... ¿Cómo se te ocurre sacarlo en plena ventisca?

- Él quería jugar fútbol, yo quería jugar fútbol, ambos estuvimos de acuerdo en que era un riesgo que teníamos que correr - Afirmó tosiendo levemente - ¿Dónde está ahora?

- Practicando piano, dijo que quería mejorar sus habilidades musicales, cada día me sorprende más ese pequeño.

- Fino y de clase como tú - Musitó sonriente.

- No entiendo como acabé enamorándome de un pandillero como tú - Dijo acariciándole la mejilla al castaño de ojos verdes - Que rápido han pasado los años... Recuerdo que en la preparatoria solías burlarte de mí.

- Lo merecías, en todo querías ser el mejor ¿Déjale algo al mundo, no? Además, eras un ex-alumno de Raimon, no podía permitirme perder contra ti.

- Sigo sin entender el porque de tu rivalidad contra Raimon - Dijo mientras sumergía el paño en agua y le quitaba el exceso de agua - Oh cierto, les ganamos todos los partidos e incluso la final del campeonato de tercer año.

- Tsh - El castaño de ojos verdes chasqueó la lengua, realmente le molestaba recordar eso, se suponía que Teikoku era una secundaria de primer nivel, nunca se lo dijo a su esposo pero él se transfirió ahí durante el segundo año de secundaria por los rumores que corrían sobre que había un genio de la estrategia en el equipo de fútbol, pero cuando llegó se enteró de que susodicho ya no jugaba más ahí - Bueno, ustedes ganaron justamente - Admitió frustrado.

- ¿Y eso? ¿Estás aceptando que el Raimon era mejor?

- Sí, pero por la virgen de la papaya Yuuto, tenías a Endou de portero, Kazemaru y Fubuki en la defensa, Midorikawa, Hiroto y tú en el medio campo y a Goenji como delantero - Comentó poniendo los ojos en blanco - Todos ustedes son jugadores increíbles ¿Cómo querías que les haga frente yo solo?

- Tienes razón, no es por presumir pero... El Raimon de aquellos años tenía un equipo de lujo...

- ¡ESTÁS PRESUMIENDO!

- ¡NO ERA MI INTENCIÓN!

- ¡DEJA EL SARCASMO!

- ¡POR APHRODI! ¡NO ES SARCASMO!

- Bien... ¿Me puedes traer mi sopa? Ya me dio apetito...

- ¡QUE BIPOLAR ERES AKIO! - Exclamó levantándose y dirigiéndose a la puerta - ¿Con orégano extra?

- ¡Que afrenta! ¿Cómo osas hablarme de esa manera? - Dijo haciéndose el ofendido, para luego sonreír y agregar calmadamente - Claro que sí... - Viendo como su esposo suspiraba y salía de la habitación, realmente era divertido hacerle renegar.

Fudou no olvidaría nunca la primera vez que vio al famoso genio de la estrategia entrar por la puerta de su salón de clases durante la preparatoria, imponía tanto con el uniforme y su gran presencia, teniendo toda la pinta de empollón, egocéntrico y egoísta, pero esas ideas se desbarataron casi de inmediato al ver que el castaño de las rastas parecía llevarse de maravilla con un chico de largos cabellos celestes, viendo como durante la primera semanas ellos eran inseparables, incluso ambos prestaban su ayuda a los compañeros que más lo necesitaran.

¿Fácil? ¡No! (Completa)Where stories live. Discover now