Tíñete de rojo

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Primero, agradecerle a Sander235 por colaborar con el diseño de la imagen del capítulo, como siempre me parece genial su trabajo y retrata muy bien el concepto que trato de transmitir con esa escena.

- Lo sentimos... No pudimos hacer nada para evitarlo... - Dijo el doctor quitándose la gorra esterilizada que todo el personal de salud utilizaba - Él no soportó, lamentamos mucho su pérdida.

Como si todo lo que una vez estuvo ahí ahora no existiera, el silencio se apoderó del ambiente por completo, dejando a más de uno estupefacto ante la terrible noticia que casi hacía parecer que el mundo a su alrededor se derrumbaba, trágica y estrepitosamente.

De repente el aire era demasiado pesado, las luces del pasillo blanco iluminaban tanto que dolía los ojos y los pequeños ruidos que todo hospital tiene eran insoportables en toda la extensión de la palabra, o al menos eso era lo que Kazemaru sentía, a la par de una presión en el pecho que le impedía respirar a causa del miedo e incomprensión.

Goenji por su parte, no dijo absolutamente nada, simplemente se llevó ambas manos al rostro para evitar que alguien lo viera llorar, y cuando escuchó que los primeros pasos se acercaban hacia él, seguramente para demostrarle apoyo, corrió a la sala de urgencias para ver con sus propios ojos la realidad.

El otro pelinaranja copió aquella desesperada reacción, empujando a quien sea que atreviese a ponerse en su camino sin siquiera pararse a ver de quien se trataba, escuchando nada más entrar un crítico "¿Hora de la muerte?" por parte de un enfermero que tomaba los datos en una proforma.

Aterrado tomó la mano de su pequeña mandarina en un intento inútil por reanimarlo, sujetándolo con fuerza mientras lo sacudía en la camilla, llamándolo sin cansancio con la esperanza de que este le respondiese aunque sea un "5 minutos más..."

Si eso le hubiese pedido, claro que le permitiría dormir e incluso faltar a clases, todo con tal de volver a escuchar su voz y ver esos ojos azulinos que tanta tranquilidad le transmitían abrirse con pereza de ir a la escuela, pero no había reacción, por el contrario, Taiyou estaba más pálido que una hoja de papel.

- ¿Sufrió...? - Preguntó Goenji sin moverse de su lugar..

- Señor... No se torture con eso... - Respondió el enfermero presente, bastante preocupado - Será mejor que...

- ¡Le pregunté si mi hijo sufrió! - Exclamó interrumpiendo con una irritación monumental a cuestas, que increíblemente, no parecía afectarle en lo más mínimo a Kazemaru, quien lloraba sin soltar la mano del menor.

- Sí... Tuvo dos paros respiratorios mientras tratábamos de estabilizarlo... - Informó casi ahogando un suspiro el personal de salud - Pero nos pidió que le dijéramos a Ishido-san y al señor Swift que los amaba... Si ustedes los conocen podrían darles el mensa...

- Gracias, fue suficiente información - Indicó el rubio, levantando su mano a modo de petición para que el caballero guardara silencio - Si no le molesta... ¿Podría dejarnos a solas...?

Sin ganas de contradecir al santísimo Emperador del sector, el enfermero a cargo salió de la habitación en completo silencio, cerrando la puerta tras de sí para que la dupla de adultos tuvieran privacidad, después de todo, eso era una despedida.

Lentamente, Ishido caminó hacia el otro lado de la camilla, sintiendo como todo el arrepentimiento acumulado caía repentinamente encima de él, atormentándolo sin tregua ni cuartel, era su primera experiencia con la muerte de una familiar cercano de manera consciente.

Si has perdido a alguien, sabrás que la simple idea de no volver a ver a esa persona desemboca cientos de recuerdos, promesas que no se cumplieron y cosas que dijiste de las que seguramente ahora te arrepientes, y claro, este era el caso de Goenji.

¿Fácil? ¡No! (Completa)Where stories live. Discover now