Calendario

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Los meses pasaron, el primer día de marzo había llegado, por lo que la pareja arrancó la hoja del calendario con mucha ilusión, en menos de una semana estarían casados.

- Cada vez falta menos... ¡Qué emoción! - Dijo exaltado el peliazul.

- Se me hace increíble, hemos esperado tanto por esto... - Arrojando la hoja del mes de febrero al tacho - ¿Cuánto crees que nos dure la reserva de jarabe de arce? - Preguntó mirando de reojo las cajas en una esquina de la cocina.

- Ya ha pasado un mes desde que estuvimos en Canadá para visitar a mi padre y todavía nos quedan 6 docenas de botellas... Supongo que dos o tres meses más, en caso se acaben le diré a Haruki que nos envíe más y ya, problema solucionado.

- Tienes razón, por cierto ¿Cuándo llegan ellos? Dijo que vendría con algunos días de anticipación ¿Cierto?

- El miércoles por la tarde vienen Haruki con su esposa y Kichiro, pero mi padre se retrasará un poco por negocios, su avión saldrá el viernes por la noche, se supone que llega el sábado al medio día, así que debería llegar a tiempo para la ceremonia.

- Que bueno, es satisfactorio escuchar eso - Afirmó sonriente - La pasé muy bien durante el viaje... Hay que volver pronto, fue divertido.

- Claro, lo dices porque te llevaste de maravilla con mi padre, incluso se fueron a pescar juntos - Dijo cruzándose de brazos y haciendo puchero.

- Vamos Ichirouta, no te quejes - Rodeándolo por la cintura - Cuando visitamos a mis padres, ellos te prefieren a ti.

- Bueno, eso no lo negaré, al menos ahora todo está perdonado, fue un buen cumpleaños, hacía tiempo no lo celebraba así... Aunque admito que no esperé que los chicos viajaran para alcanzarnos, fue un gran detalle de tu parte Mamoru.

- Pensé que te gustaría verlos, después de todo... Siempre pasamos nuestros cumpleaños juntos, no podíamos romper la tradición.

Ambos habían disfrutado lo que quedaba de invierno con mucha tranquilidad, lo único que podrían cambiar sería la paranoia del portero, pues este no permitió que el peliazul saliera de casa pasada cierta hora, ni siquiera para comprar medicina, esa era una regla estrictamente obligatoria, pero ahora que la primavera llegaba con brisas frescas y sol radiante, por fin el ex-velocista podía poner un pie fuera de casa solo, claro que reportándose de vez en cuando.

La noticia de su matrimonio se había filtrado a la prensa de forma desconocida, lo que los volvió a colocar en las portadas de diarios y revistas como cuando eran jugadores profesionales activos, haciendo que la privacidad y tranquilidad de su hogar se esfumaran, de modo que aprovecharon el viaje a tierras canadienses para alejarse de las cámaras y periodistas.

Durante las 2 semanas que estuvieron visitando a la familia de Kazemaru, los problemas en Tokio no habían parado, pues la pareja de temperaturas extremas seguía sin superar esa mala etapa de su relación.

Endou trató innumerables veces de convencer al goleador de fuego para que le contase que era lo que ocurría en su trabajo que lo tenía tan estresado y misterioso, pero no obtuvo respuesta, por lo que solo le quedó ser paciente, dejándole a su novio la difícil labor de apoyar y reconfortar al albino, porque aunque este se mostrara firme y resentido, la verdad es que sufría mucho por la situación, pero no estaba dispuesta a dar su brazo a torcer, mucho menos a dejarse ver mal frente al pequeño pelimorado, quien creía que entre sus padres todo estaba bien.

En más de una ocasión, Kazemaru y Fubuki realizaron llamadas extremadamente largas, salieron a tomar juntos o simplemente a caminar para pasar el rato, siendo gracias a esas pequeñas reuniones que el peliazul pudo entender lo que sentía su mejor amigo.

¿Fácil? ¡No! (Completa)Where stories live. Discover now