EPÍLOGO

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NARRADOR.

Tiempo después...

Brad abre los ojos lentamente y mira a su alrededor, la habitación está vacía, el espejo a lado de él luce opaco y de un color obscuro, como si estuviera roto.

Lo último que recuerda es la voz destrozada de Brooke diciendo que se iría con el fantasma, lo que sucedió después fue aún más doloroso, la vio marcharse con él, miró que caminaron juntos, vio que ellos atravesaron el espejo y después desaparecieron tras una deslumbrante luz blanca.

Él se levanta del suelo y sacude el polvo de su ropa, mira a su alrededor y contempla fijamente el espejo parándose delante del mismo.

—Estás aquí —murmura y una lágrima resbala bajo su párpado. Coloca su mano sobre el espejo y aspira el aroma a rosas que proviene del interior del cristal—. Te extrañaré Brooke, pero me consuela saber que ahora estás en el lugar correcto.

Desliza su mano por el espejo, siente su contacto frío bajo las yemas de sus dedos, como si estuviera quemándose con un enorme bloque de hielo.

—Te estaré esperando —susurra sintiendo un dolor punsante en el pecho—. Nosotros te esperaremos.

Dicho esto Brad sale de la habitación, baja las escaleras con precaución haciendo muecas de dolor y atraviesa el pasillo en tan solo segundos, después sale de la mansión, tiene heridas en todo el cuerpo y su labio inferior continúa sangrando.

Brad no esperaba encontrar a un ejército de policías apuntándole con un grupo de armas.

—¡Alto, no te muevas chico! —grita un oficial con brusquedad.

—Ella no está allí, ni en ningún otro lado —exclama él con calma y melancolía—. Fue demasiado tarde.

Los policías le miran desconcertados, algunos de ellos entran a la casa y otros le hacen algunas preguntas básicas de un interrogatorio.

El auto de Ron se estaciona en medio de la calle, los amigos de Brad bajan del mismo y corren hacia él preocupados.

—¿Qué ocurre aquí? ¿Dónde está Brooke? —le pregunta Zoe alarmada.

—No tengo idea, pero estoy seguro que se encuentra muy lejos, en un lugar donde el dolor no existe y el remordimiento tampoco —afirma Brad con un nudo en la garganta, aún le cuesta creer que la ha perdido para siempre.

—¿De qué hablas Brad? Heather nos dijo que ella...

Brad lo interrumpe diciendo, —Brooke no hizo nada, solo tomo decisiones equivocadas, al igual que todos. Él cuidará de ella y la protegerá bajo cualquier circunstancia, ahora ellos son libres, su alma ya ha sanado.

—¿Alma? ¿De qué demonios estás hablando? —grita Zoe histérica—. ¿Ella no regresará? ¿Se ha ido para siempre? ¿Prefirió enfrentar esto sola?

—No está sola, nos tiene a nosotros, tiene a Aarón.

—¿Qué estás diciendo? —inquiere Ron con seriedad.

—Sus almas ya no están perdidas, ahora tienen un rumbo fijo —repite el rubio pasándose las manos por el cabello, nervioso.

Zoe comienza a llorar desconsolada, Brad le rodea los hombros y la consuela en silencio diciéndole que Brooke estará bien, que ya todo se ha acabado.

—¿Qué ocurre aquí? —les pregunta Heather totalmente perdido llegando a su lado, parándose al lado de Ron.

—Es complicado de explicar —exclama Brad con frustración—. Hoy perdimos a una amiga. Llevaré sus recuerdos conmigo toda mi vida, no la olvidaré.

El Fantasma Que Todo Lo VeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora