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BROOKE

Salgo de la cocina y camino hacia la sala principal preguntándome si me estoy volviendo una paranoica, entrando en la sala visualizo a los chicos, ellos están allí junto a Zoe.

—Hola Brooke, ¿has dormido bien? —pregunta Zoe.

—Sí —respondo poco convencida.

—A mí me parece que estás cansada —admite uno de ellos.

—No, en verdad he dormido bien.

Zoe asiente, —Ok, si tú lo dices —ella me sonríe y luego dirige su mirada a los chicos—. Seguramente mis amigos ya se han presentado contigo, no pierden el tiempo —los mira y entrecierra sus ojos fijando su atención en cada uno de ellos.

—De hecho los tres son muy amables —afirmo mirando al rubio con una sonrisa cómplice.

—Mmh ya veo eh, parece que se llevarán bien.

—También lo creo —dice Bradley con una sonrisa egocéntrica plasmada en el rostro, yo le sonrío divertida.

—Digamos que Brad suele ser discreto cuando le conviene —exclama su amigo pelinegro bebiendo un sorbo de agua.

Los cuatro reímos mirándonos unos a otros.

En ese momento lo veo, una especie de sombra pasa rápidamente detrás de ellos causando que me sobresalte y deje caer el vaso de vidrio al suelo, el cual se rompe en pedazos haciendo eco en las paredes. Mis manos tiemblan con nerviosismo y mi corazón late acelerado, estoy segura que vi a alguien pasar, no lo estoy imaginando. Esto es totalmente confuso.

Los cinco nos quedamos callados, en absoluto silencio, Bradley se acerca a mí y coloca su mano sobre mi hombro agachándose a mi altura y fijando sus ojos claros en los míos.

—¿Te encuentras bien? ¿Ocurre algo? —cuestiona con expresión preocupada.

—No lo sé, yo... —señalo el pasillo, mi mano sigue temblando y mis pensamientos están más confusos que nunca—. Disculpen, necesito aire fresco.

Rompo el contacto visual entre Bradley y yo, me aparto de su lado y camino hacia la entrada
de la casa intentando tranquilizarme, no llevo ni un día en esta mansión y ya estoy enloqueciendo. 

Una vez afuera miro hacia el cielo y respiro profundamente, el viento me eriza la piel y el aire fresco del ambiente me propicia un poco de tranquilidad.

—Brooke —escucho que alguien dice mi nombre en susurros detrás de los arbustos del jardín, el murmullo es apenas audible, pero logro escucharlo—. Brooke —repite mi nombre, está vez con más claridad.

Me acerco lentamente a ese sitio, pero repentinamente siento la calidez de la mano de alguien sujetando mi muñeca y me sobresalto enseguida

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Me acerco lentamente a ese sitio, pero repentinamente siento la calidez de la mano de alguien sujetando mi muñeca y me sobresalto enseguida.

—¿Qué hacías?

El Fantasma Que Todo Lo VeWhere stories live. Discover now