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Voy observando el largo camino de la carrera, la ventanilla está abierta, observo detenidamente las casas y los árboles que se van quedando atrás, algunas aves volando en lo alto del cielo. Siento la brisa del viento en mi rostro y el aire alborotando mi cabello rojizo en todas direcciones, los rayos del sol rozando mi piel. Las nubes están dispersas en el cielo, la brisa del aire sopla en la dirección contraria, la luz del día cubierta por la niebla grisácea. Volteo a ver el espejo retrovisor, aún recuerdo la última vez que estuve aquí, sigo siendo la misma que fui antes, solo que está vez no he venido con mis padres.

El conductor se detiene frente a una mansión grisácea con campos abiertos a su alrededor, bardas de metal repletas de enredaderas secas y un camino de rosas marchitas que dirigen hacia la entrada. No puedo quejarme, me imaginaba algo más horrible que esto.

—¿Usted está segura que quiere vivir en este lugar? La entendería si desea rentar alguna casa del vecindario —dice la señora de bienes raíces a mi lado.

—Tengo que quedarme, le prometí a mi madre que cuidaría la casa de mis bisabuelos este verano.

Bajé de la camioneta y contemplé la mansión con atención acercándome lentamente. Las hojas marchitas de los árboles caen en todas direcciones al soplar del viento, las ramas de los árboles crujen con el movimiento del viento.

Cuidadosamente aparto las ramas que cubren un letrero desgastado y oxidado, el cual dice en letras rojas PROHIBIDO ENTRAR, frunzo el ceño confundida, cuando suelto las ramas secas una de las mismas hace un corte desde mi muñeca hasta mi palma y la herida comienza a sangrar.

—Demonios —exclamé por lo bajo limpiando la herida con un pedazo de papel que traía en mi bolso.

Repentinamente siento una mano posarse sobre mi hombro y me sobresalto asustada. 
—Señorita Parks, ¿Se encuentra bien?

Me relajo al escuchar la voz de la Sra.Rosa, quien me mira preocupada por alguna razón que desconozco.

—Si, todo bien —cubro la herida con mi suéter y cambio el tema de conversación para aliviar el ambiente tenso—. Se nota que el jardinero a hecho un gran trabajo con las flores y árboles, no están secos como imaginaba.

—De hecho no hay jardinero, el lugar parece tener vida propia, nadie se ha atrevido a pisar un escalón de esa casa desde hace más de 80 años.

—Me alegra ser la primera que lo hará —exclamo entusiasmada dando un paso hacia delante, inesperadamente la Sra.Rosa me detiene del brazo.

—Si entra allí no habrá vuelta atrás, en el vecindario se dice que está es la mansión prohibida.

—Es una mansión no una casa embrujada, me quedaré algunos meses y después me iré, además, mi amiga Sol viene en camino, las dos viviremos aquí.

—Se nota muy segura, me alegra que una chica tan educada sea la heredera de la mansión —dice ella abriendo el portón oxidado y me invita a seguir caminando. En ese momento suena su celular y atiende la llamada alejándose a una distancia considerada.

—Mi madre me ha contado maravillas de tu familia, siempre fueron bondadosos y amables con cada persona del vecindario —menciona una chica de baja estatura a lado mío. Ella tiene el cabello rizado, su piel es blanca y sus ojos verdosos.

—De hecho, mi madre me contó que mi bisabuela tenía una valiosa amistad con la familia Benson —confesé sonriente.

—Si, nuestras bisabuelas eran inseparables —afirma ella con la mirada fija en la mansión.

—Chicas, arreglaré algunos detalles con los señores de la mudanza, ustedes pueden adelantarse —nos dice la Sra. Rosa.

—Vale —respondo amablemente dirigiéndole una sonrisa sincera—. Un gusto conocerte, soy Brooke Parks.

El Fantasma Que Todo Lo VeWhere stories live. Discover now