- ¿Te besó? – Gruñí. Sus ojos no se despegaban de los míos, viéndose inafectada por la mirada de muerte que le estaba dando. - ¿Y tú le correspondiste? – Enarcó una ceja, de forma irónica al mismo tiempo que arrogante. Levantó la barbilla, desafiándome a enojarme.
- Obvio que lo hice. – Y me enojé, me enfurecí. Necesitaba golpear algo, romper algo, la imagen que invadía mi mente no hacía más que enfurecerme peor, una imagen en la que Alexa y Max eran protagonistas, donde ellos se besaban con pasión, vehemencia, un beso que pudo haber sido mío y que él me arrebató.
¿Cómo podía odiar tanto a un ser humano?
Por Alexa.
Por ella lo mejor y peor de mí salía a luz.
Y estaba casi seguro de que aquello no era bueno, le estaba otorgando demasiado poder a una persona a la que no podía entregarle mi confianza por completo. Una persona cuyo corazón sabía que era oscuro y que podía destruirme con sólo el chasquido de un elegante dedo.
Debía de ser más precavido con ella.
Respiré lenta y pesadamente, obligando a mis músculos a relajarse, a mi temperamento disminuir, y a mi ira desaparecer.
Creo que no hace falta decir que fallé olímpicamente.
Golpeé el bus, al lado de su cabeza. Ella pareció no inmutarse. Me miraba inexpresiva y altiva. De la misma forma que cuando nos reencontramos.
Mi corazón se estrujó.- ¿Qué esperabas? – Ladeó la cabeza y sonrió con sorna. Me separé de ella, deslizando mis manos por el frío metal del bus, tragando saliva. - ¿Qué lo rechazara? ¿Qué lo empujara y le dijera que no podía besarme porque era tuya? – No respondí. Su sonrisa se ensanchó aún más ante mi silencio, pero podía ver la falta de humor en ella, la ira. – Déjame aclararte algo, Luke. – Dijo, acercándose a mí. – Tú y yo no tenemos más que una relación de “amigos con derecho a roce” – Hizo comillas con sus dedos, caminando hacia mi con ira apenas contenida, en un tono que dejaba claro que sentía que estaba hablando con un niño pequeño. – No puedes enojarte conmigo por besar a Max cuando tú besas a Evelyne y luego corres a mis brazos por más, no puedes. – Un gruñido escapó desde mi garganta y ella frunció el ceño, se veía tan enojada como yo. Sabía que tenía razón, pero la amaba, era lógico pensar que me pondría furioso. – Max me ayudó cuando ustedes me dejaron y lo quiero…
- ¡Tú nos dejaste!
- ¡Ustedes lo hicieron en el momento en que se revolcaron en MI cama! En ese momento… Ustedes me dejaron morir sola… - Gruñó a centímetros de mi rostro. Sentí el músculo de mi mandíbula tensarse. – Les estoy dando otra oportunidad, no hagas que me arrepienta… - Respirando de forma irregular me aparté de ella. Su expresión enojada se suavizó y agachó la cabeza, ocultando su rostro en las sombras. – No quiero discutir contigo, L. Yo… Sólo quiero estar contigo, que podamos ser como antes, pero mientras ames a Eve nosotros no…
- No la amo. – La interrumpí, no pude contener esas tres palabras que querían escapar desde hace tiempo de mis labios. Ella levantó la cabeza para mirarme estupefacta.
- ¿Qué? – Jadeó. Tragué saliva. No estaba seguro de si era mejor decirle esto, pero ya no había marcha atrás.
- No estoy seguro de si sigo amándola. Pero sé que no siento lo mismo que sentía por ella hace un mes… - Agachó la cabeza otra vez, vi como la comisura de su labio formaba una diminuta sonrisa, pero fue tan pequeña y sucedió tan rápido que no estaba seguro de si había sido mi imaginación.
- ¿Ya no la amas?
- Eso creo… - Ella asintió.
- ¿Entonces por qué sigues con ella?
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¡Malditas Traiciones!
Romance¿Qué sentirías si eres traicionada por tu mejor amiga, la que te prometió nunca hacerte daño, la que prometió siempre estar contigo, la que prometió nunca dejarte caer? ¿La odiarías? ¿La perdonarías? ¿O te alejarías de ella para que pudiera ser feli...