Capítulo 18: Pride will tear us both apart.

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Harry sorbe su nariz. Una patética expresión se asienta en su rostro, y sus cejas se fruncen gradualmente. —No puedo creer que esté llorando por esto.

A su lado, Louis niega con la cabeza, tomando otro pañuelo y entregándoselo al muchacho de rizos color chocolate. —Ya pasó. Deja de atormentarte, por favor.

El escritor suelta un bufido en respuesta. Ojalá pudiese.

El asunto fue el siguiente: Louis había sugerido ir a almorzar, aunque Harry le explicó que justamente hoy no podía, ya que se encontraba estudiando para un importante examen de la universidad. Su departamento era un desastre de hojas y libros por doquier, bolígrafos tirados en el suelo y tazones de café que cubrían toda la cerámica de la mesada. Louis juntaba cada objeto que veía, en un vago intento de ayudarlo a ordenar. Sin embargo, en cierto momento, se vio obligado a dejar de lavar los platos al escuchar un sollozo proveniente de la sala de estar. Sonaba como un leve balbuceo, sin vida, y acercándose al sofá, halló a un despeinado Harry, con sus gafas reposando sobre su regazo y aquellos preciosos ojos verdes repletos de lágrimas.

No tuvo mejor idea que abrazarlo, obviamente. Harry parecía necesitar de esa cercanía, porque se apegó al cuerpo ajeno con una inminente necesidad, estrujando el material de la camiseta de Louis entre sus dedos.

Con el paso de los minutos, descubrió una nueva faceta al respecto de Harry: solía entrar en crisis si las cosas no terminaban saliendo de la forma que él quería. En este caso, estaba tratando de resumir una de las tantas obras que debía leer para mañana, y la impaciencia había tomado las riendas de su mente.

"No llegaré a aprender todo para mañana. Debería haber comenzado antes, yo lo sabía. Soy un idiota," murmuraba contra el cuello del ojiazul sin cesar, como si de un mantra se tratase. Louis podía sentir la tensión que su figura emanaba, y ni el sostenerlo contra su pecho parecía lograr calmarlo.

Presionó un beso sobre su coronilla, añorando que aquello lo calmase, al menos, un poco. —Todo va a estar bien, Harry. Tranquilo. —sus palabras sonaban prometedoras, y Harry, todavía angustiado, decidió confiar en ellas e ingresarlas en el disco duro que tenía por cabeza.

El tiempo los había unido de una maravillosa manera. Hace una semana atrás, recién se conocían, y al día de hoy, si bien al rizado aún le costaba el soltarle frente a Louis, con el avance de las arduas horas, conseguía mostrarse con más transparencia ante aquellos ojos azules, que tanto cariño y dulzura cargaban.

Encontrarse a sí mismo entre los brazos de Louis generaba un sentimiento de tranquilidad en su interior. Se sentía a salvo, protegido por una fuerza mayor y ajena a él, capaz de organizar sus pensamientos y rescatarlo del agobio que a veces tanto lo sofocaba. El estudio era un área sensible para él; permitirse fallar o no llegar a la nota esperada no entraban dentro de sus cosas favoritas, pero estando junto a Louis, por un rato tuvo la posibilidad de transportarse a otro planeta, donde la paz reinaba y unos labios se presionaban contra su frente.

Harry recuerda lo sucedido hace unos veinte minutos, lo vulnerable que se mostró frente al otro chico, y unas gotas saladas y traicioneras ruedan por sus mejillas. Trata de ocultarlas, aunque es en vano: Louis ya está acuclillado, con una mano apoyada sobre su rodilla, y pasa su pulgar por la piel blanquecina, quitando los restos de lágrimas.

—Ni siquiera sé la razón por la que continúo llorando. —el rizado murmura, su mirada fija en los detalles del rostro de Louis. Incluso, puede notar una seguidilla de lunares en cierta zona. "Es demasiado hermoso."

Louis le proporciona un par más de caricias antes de apartarse, dejando una sensación de falta en su alma. —Está bien. No te preocupes.

The trouble with wanting (l.s)Where stories live. Discover now