Capítulo 3: Can't reach the moon up above and I don't dare touch the fire.

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Una mañana, mientras Harry se dirige a la universidad en bicicleta, con la brisa fresca y helada pegándole de lleno en el rostro, cae en la cuenta de algo.

Harry Styles, o Dusty como prefieran llamarle siente cierto cariño por Ted Tommo.

Aún es una incógnita en el mapa de dudas dentro de su cabeza si ese, siquiera, es su verdadero nombre. Sin embargo, en el panorama que se encuentra, no le importa; simplemente entiende que lo quiere, como a un amigo al que todavía no le ha visto el rostro.

Está a la espera de que después de tantos días hablando, Ted le pida, aunque sea, su número de teléfono. Así, las cosas serían más cómodas, o al menos eso piensa Harry. En ocasiones el sitio web no funciona, y las ganas de conversar con esta novedosa persona en su vida le carcomen la mente.

Ted es distinto a todos los amigos que Harry ha tenido durante sus veinte años. Con un par de palabras y adjetivos extravagantes, tiene al rizado sonriendo detrás de la pantalla, dos hoyuelos marcándose en ambas mejillas. Después de escribir, hablar con Ted es de sus actividades favoritas en el día. Quizás, incluso, en algunos momentos, se pregunta cómo será en persona. ¿Cómo sonará su voz estando a metros suyos? ¿Qué hay respecto a su altura, a su aspecto?

¿Será tan hermoso como Harry lo imagina antes de arrojarse a los brazos de Morfeo cada noche?

Esas son algunas cosas que no sabe, además de las que ya tenemos en claro. Puede añadir otro casillero a su lista de carencias en cuanto al conocimiento de la vida y sus placeres: Ted Tommo es no más que un píxel.

Desea verlo. Quizás, él también sea de Londres, y podrían arreglar para encontrarse en una cafetería, y verse cara a cara. Diablos, amaría tanto poder vivir aquello. Cree fervientemente que Ted debe ser incluso más interesante de esa manera que a través de simples mensajes.

Pero, hay algo que lo detiene: la vergüenza. ¿Y si lo rechaza? Tal vez ni siquiera le apetece conocerse en persona. Aunque, si nunca se lo pregunta, no podrá saberlo. No será capaz de enterarse si este extraño con un chistoso nombre siquiera anhela que se encuentren, o no.

Todo es demasiado difícil. Todo es demasiado complicado y exhaustivo. Harry está harto.

••••••••••••••

Ted Tommo:
Dusty, ¿estás?

Harry flexiona sus piernas y coloca la computadora sobre ellas, dándole un sorbo al té de arándanos entre sus dedos. Miel duerme a su costado plácidamente, y baja su mano derecha hasta colocarla cerca de la cabecita del gato.

Si algo había cambiado entre él y Ted, era la formalidad con la que charlaban. Habían dejado atrás los "Querido Dusty" o "Saludos, Ted."

Y aquello... lo alegraba.

DustyDaCat:
¡Aquí estoy! Junto a Miel, obviamente.

Ted Tommo:
Ese sin vergüenza... ¿Cómo estás en el día de hoy?

DustyDaCat:
Bastante bien, un tanto cansado. Pensaba publicar algo antes de acostarme a dormir.

Ted Tommo:
Sí!!! Eso suena genial :) Me vendría bien leer un poco de tu arte. He tenido un día horrible.

DustyDaCat:
Primero: no hago arte.
Segundo: ¿quieres contarme?

Ted Tommo:
Primero: sí, haces arte. Eres el mejor autor de toda esta maldita página.
Segundo: atendí a muchos clientes, y cada uno parecía tener un problema distinto. A veces olvidan que el que los atiende detrás del escritorio también es una persona, aparentemente.

DustyDaCat:
Lamento escuchar (o leer) eso :( Ya vendrán mejores tiempos.
¿Puedo preguntarte dónde trabajas?

Ted Tommo:
En un banco; manejo la sección de atención al público.

DustyDaCat:
Wow.

Ted Tommo:
¿No te la esperabas?

DustyDaCat:
La verdad que no.

Ted Tommo:
Pues, soy el más joven en la empresa.
Hace poco terminé la universidad.
¿Qué hay de ti?

DustyDaCat:
Yo aún continúo estudiando, y pienso buscar trabajo en alguna editorial :)

Ted Tommo:
¡Vas a lograrlo! Tienes una manera única de escribir, Dusty.

A Harry le encantaría decirle "Llámame Harry."

No puede. O no quiere. ¿No puede, ni tampoco quiere?

Algo más que no sabe.

Ted Tommo:
¿Te encuentras bien?

DustyDaCat:
¡Sí! Tranquilo. Me quedé tildado nada más.
Siempre me recuerdas lo "talentoso" que soy, ¿por qué lo haces?

Observa la nube de puntitos en la pantalla, latente, y luego desaparece. Otra vez, Ted escribe, y vuelve a borrarlo.

Hasta que, finalmente, el mensaje es emitido.

Ted Tommo:
Lo dije en el pasado, pero no tengo problema de repetirlo. Nunca he leído a alguien que se exprese tan armoniosamente como tú. Eliges las palabras justas, y les añades tu toque especial. Es increíble la cantidad de sentimientos que tus escritos generan en mí.

DustyDaCat:
Me tienes puesto en una cima.

Ted Tommo:
Bastante merecido, a mí parecer.
Te imagino tan bello como lo debes ser, parado en aquella cima.

DustyDaCat:
¿Tan seguro estás de que soy atractivo? Eres demasiado confiado.

Ted Tommo:
No me refiero únicamente a que seas bello físicamente. Pienso que eres una persona hermosa en su totalidad; tanto en lo personal, cómo en lo emocional.

DustyDaCat:
¡Qué manera de conquistar a un pobre inocente!

Ted Tommo:
¿Eso significa que estoy haciendo las cosas bien? ¿Qué mi plan está avanzando de la manera correcta?

Harry mordisquea sus uñas con nerviosismo, mientras que sus ojos releen cada línea sin cesar. Su corazón, latiendo desenfrenadamente, parece censar la calidez en las palabras de Ted.

DustyDaCat:
Creo que sí.
Me asusta, sin embargo.

Es así como no vuelve a recibir respuesta alguna de Ted. Y también, es ese el momento en que los engranajes en su cerebro hacen "click".

Ted Tommo le importa más de lo que pensaba.

The trouble with wanting (l.s)Where stories live. Discover now