Cuando me da la aprobación regreso a mi lugar.

No es ético quitarse los zapatos mientras estamos en el trabajo, pero hoy no soporto los tacones y en lo que reviso y reorganizo el informe libero mis pies.

Mi celular vibra, pero estoy tan concentrada en el trabajo que no le tomo importancia.

Cuando logro agarrarlo me doy cuenta de que tengo varias llamadas perdidas y es efectivamente de la estancia. Fue hace dos horas rayos.

Faltan diez minutos para el almuerzo, le marco a la maestra y no contesta. En el siguiente intento al segundo tono escucho su voz.

—Hola, soy la madre de Nicolás, ¿está todo bien?

—Sí, dentro de lo que cabe.

"usted más que nadie entiende que Nicolás por lo general es un niño excelente, pero después de unos cuarenta minutos de que usted se fue no ha dejado de llorar, hemos intentado calmarlo, algunas veces lo logramos, pero ya lleva unas dos horas y nada lo tranquiliza. Por favor si es tan amable de pasar por acá y recogerlo se lo agradeceríamos."

Escuchar eso me descoloco por unos segundos.

—Está bien estar allá en quince minutos.

—Perfecto, la esperamos.

Recojo mis cosas y mantengo el llavero del auto entre mis dedos.

No sé ni cómo no me multaron, pero llegue en menos de 15 minutos a la guardería.

Entro apresurada hasta que encuentro a la encargada con el niño en brazos. Cuando me ve, alza sus bracito y su llanto aumenta. Lo tomo y lo acurruco contra mi pecho.

—Tranquilo amor, mami está aquí.

Lo consuelo hasta que logro calmar su angustia.

—¿Cree que este enfermo?

Niego mientras acaricio su espalda.

—No creo, ha jugado mucho, come bien, pero hablare con su pediatra a ver si puedo llevarlo esta tarde a una pequeña revisión.

—Será lo mejor ya que un día estamos bien y al otro no sabemos.

Aconseja la encargada.

—Firme la recogida del niño y podrá irse.

Plasmo mi nombre en la lista, mientras la asistente me trae las cosas de Nicolás, le doy las gracias por su ayuda.

En la parte trasera del vehículo coloco en su silla para bebes. Se queja y empieza a llorar. Esta situación no me gusta para nada, es muy inusual este comportamiento.

Busco el termómetro para medir su temperatura.

Mientras busco en mi cartera mi celular y marco el número del pediatra.

—Buenas soy Ali, la madre de Nicolás, me gustaría agendar una cita si es posible esta misma tarde. Es urgente algo no anda bien con Nicolás.

—Si señora Ali, el doctor tiene la agenda llena para hoy, pero le comunicare su caso puede esperar unos minutos en lo que se lo comunico.

—Está bien.

Coloco manos libres en lo que rectifico su temperatura, esta normal.

Bueno si no tiene fiebre quiere decir que no es una infección, pero puede que le duela algo.

—Nicolás cariño, ¿te duele algo?

En mi desesperación por sus gritos le hago una estúpida pregunta que sé que no tendré una respuesta ya que el solo quiere que lo tenga cargado y esto me hará imposible.

—Señorita Ali, hola, ¿está ahí?

Tomo el celular y contesto.

—El doctor dice que venga de inmediato.

—Está bien, gracias.

Cuelgo la llamada.

—Mama.

—Todo estará bien.

Verlo de esta manera simplemente de destroza, con todas las dificultades lo coloco en su silla y esto lo descontrola a gran escala.

—Amor.

—¡Mama!

Grita como si sintiera un horrible dolor.

Esto me alerta tanto que estoy tan nerviosa que aún no he podido poner en marcha el auto. No sé qué tiene y nunca ha actuado tan desesperado esto me lleva al colapso de llorar sin saber que rayos hacer. Cruzo entre los asientos y lo saco de su silla.

El niño suda a pesar de que el aire del auto está encendido, su piel esta pálida. De un momento a otro deja de llorar y cierra los ojos.

—¡Nicolás!

Estoy al colapso, por más que lo llame no responde.

Su pequeño cuerpo se encuentra lapso entre mis brazos y su piel se pone cada vez más pálida.

Mi corazón se acelera, lo coloco en el asiento recto, rectifico sus signos, su respiración es lenta y su pulso es débil.

Bajo el vidrio y grito por ayuda, las personas de la estancia, el guardia sale en mi ayuda y llama a la ambulancia.

Vuelvo a marcar el número del pediatra, esta vez no sé si el doctor o la secretaria está hablando conmigo, trato de explicarle la situación y me dice que lo lleve al hospital más cercano que este.

—Por favor alguien puede conducir.

Grito estoy haciendo lo posible de seguir las instrucciones que me está dando el medico por el celular.

—Sus labios están azules doctor.

Su respiración es lenta.

—debes iniciar RCP, no es igual que un adulto, no pongas...

Entre lágrimas sigo lo que me dice el doctor, el cuerpo entero me tiembla.

—Ali sujétate.

Siento el vehiculó en movimiento mientras continuo con las instrucciones.

Todo se siente horriblemente mal, siento que no estoy haciendo lo suficiente, que le voy a fallar. Llego a un punto donde pido de todo corazón que esto sea un sueño y si es la realidad que sea un susto y todo salga bien.

El auto frena drásticamente lo cual me desestabiliza, abren la puerta, cuando levanto la vista me topo con Ower.

Coge a Nicolás, algunas personas lo rodean inspeccionando al niño mientras lo deja en la camilla, muchas personas lo rodean, trato de seguir el ritmo, hay un punto donde no puedo entrar, esto me descontrola.

Exijo estar con mi hijo, alguien me sujeta mientras me deshago en lamentos.

Llego a un momento dondesimplemente no sé nada y me desvanezco.

Llego a un momento dondesimplemente no sé nada y me desvanezco

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