—¿Podemos hablar por un momento?— Seokjin pregunta cuando finalmente llega a Yoongi. Otra ráfaga de viento pasa junto a ellos, dedos congelados desenredando el cabello de Seokjin, escozando sus mejillas. Presiona sus dedos contra sus muslos para dejar de temblar, manteniendo su atención enfocada solamente en Yoongi.

El ceño de Yoongi se hace más profundo antes de que quite la mirada de Seokjin, mirando a la calle con los ojos entrecerrados. 

—Lo aclaré. No me voy a casar contigo— se encoge de hombros. —Nada personal, no me voy a casar con nadie—. Seokjin junta sus labios haciéndolos más delgados y se recuerda que necesita a Yoongi de su lado. 

—Tu abuela parece pensar de otra forma.

—Mi abuela no se tiene que parar frente al juez y decir 'acepto'.

Seokjin levanta su mano para barrer el flequillo de sus ojos, luchando con el viento que azota su cuerpo de nuevo. 

—¿Podemos, por favor, ir adentro y hablar por un minuto?— Seokjin levanta su mano para barrer el flequillo de sus ojos, luchando con el viento que azota su cuerpo de nuevo.

— No—. Yoongi finalmente se gira para mirar a Seokjin y frunce sus labios. Seokjin se acerca a él y Yoongi se aleja. 

—Por amor de Dios— Yoongi gruñe, poniendo sus manos en sus bolsillos. Camina fuera del toldo hacia la tormenta, desatento a la lluvia que lo empapa en segundos.

Seokjin quiere gritar, quiere regresar al calor, quiere olvidar su estúpida y ridícula idea. Él quiere tener el lujo de tomar sus propias decisiones, y no balancearse precariamente en las decisiones de otros. Se traga su insatisfacción y se recuerda a sí mismo su destino escrito desde su nacimiento. Da un paso fuera del toldo, siguiendo a Yoongi. 

—¿Qué es tan terrible sobre el matrimonio?— Pregunta, con un tono de frustración. —Tienes que hacerlo eventualmente. Seré un buen esposo—. Yoongi gira sobre sus talones, achicando sus ojos contra la lluvia, frunciendo extrañamente sus labios.

—Suenas desesperado.

—Lo estoy— Seokjin suelta sollozando, las palabras sollozantes saliendo antes de que pueda pensarlas en adulación, goteando con frases dulces como la miel. —Estoy desesperado, necesito este matrimonio.

Yoongi pone sus ojos en blanco, impasible, y Seokjin puede sentir la ansiedad escalando oír su garganta, amenazando con ahorcar su aliento de sus pulmones. 

—¿Vas a rogarme?— Yoongi pregunta, con el disgusto pesado y cortante.

—¡Sí!— responde Seokjin, las palabras salen fuera de su garganta, delgadas, rasposas y asustadas. Maldición, él rogaría por días, aquí en la lluvia, congelado, famélico y humillado si eso significa que Jungkook estaría a salvo, si eso significa que podría mantener su promesa a su madre. —Sí, si eso funciona. Me pondré de rodillas aquí mismo y te rogaré.

Seokjin se mueve para arrodillarse, se mueve para agacharse hacia Yoongi, pero es sorprendido cuando Yoongi se extiende hacia adelante y lo toma del brazo, levantándolo. Él se tambalea, tratando de ganar su balance, parándose más cerca del espacio de Yoongi, parándose a pulgadas de la cara de Yoongi. Él parpadea, la lluvia opacando su visión, un contorno borroso distorsionando la silueta de la nariz de Yoongi, el tono de sus ojos oscuros. El flequillo de Yoongi pegado a su frente, la lluvia pegada a sus oscuras pestañas, y sus manos firmes en el codo de Seokjin, cálido a pesar de la lluvia, el material de su camisa empapado de lluvia. Todo se detiene, el murmuro de cientos de voces dudando en su cabeza, el pánico escalando su garganta, el miedo apretando su estómago. Seokjin toma una fuerte respiración, el calor en su codo es pesado como un ancla.

A Gilded World | MYG + KSJ - TraducciónWhere stories live. Discover now