Jeon Seokjin tiene exactamente cuatro semanas para impedir el compromiso de su hermano menor, condenado a un matrimonio sin amor. La única manera de pararlo es hacer un compromiso mejor, más ventajoso, más lucrativo para la familia Jeon. Es imposibl...
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Lo que pasa con Yoongi es que siempre quiere más, especialmente cuando se trata de Seokjin. Nunca puede acercarse lo suficiente, nunca puede pasar su mano sobre suficiente extensión de piel, nunca pasa suficientes mañanas perezosas despertándose a su lado. Yoongi siempre quiere más. Más noches acurrucados en el rincón de lectura, Seokjin en sus juegos y Yoongi jugueteando con su cámara. Pensó que después de todos estos años, se habría atenuado, pero permanece, aumenta y lo consume.
Seokjin siempre le dice que tiene suerte. Seokjin siente lo mismo, tan estúpidamente enamorado como Yoongi. Yoongi piensa que es más que suerte.
No le sorprende que, después de tres años de matrimonio, ambos estén de acuerdo en que quieren más.
Yoongi camina en silencio hacia la habitación que solía ser su estudio, asegurándose de silenciar sus pasos mientras avanza poco a poco. Se asoma por encima de la pequeña puerta de plástico que impide que el ocupante escape y sonríe, grande y gomoso, cuando ve la luz de su vida tratando de rebotar para ponerse en posición vertical.
"Hola, bebé", arrulla, elevando su voz instintivamente a una octava más alta. "¿Estás despierta?"
Daeun hace un sonido confuso y emocionado y apoya sus manos con fuerza contra el acolchado de su cama, sus piernas luchan en una posición de tabla distorsionada mientras trata de ponerse de pie.
La decisión de adoptar a Daeun fue lo mejor que él y Seokjin hicieron. Ella es todo lo bueno, puro y hermoso en su mundo. Cuando la tuvo en sus brazos por primera vez, juró que estaría allí para ella, en cada paso, en cada momento, en cada hora, día y año.
Él piensa que entiende, ahora, el tipo de sentimiento profundo con el que sus padres lo amaban. Cree que está empezando a comprender que no desapareció con su fallecimiento. Está bastante allí, pero cada momento con Daeun y Seokjin, piensa que se está acercando.
Yoongi abre la puerta para bebés y entra, dirigiéndose directamente a Daeun con los brazos abiertos. Ella se da por vencida y se arrastra para encontrarse con él a mitad de camino, con una sonrisa risueña en los labios.
"¡Ap!" ella dice, su intento de decir appa.
Él se inclina, tomándola en sus brazos, besando sus mejillas. Ella chilla, su mano acariciando bruscamente su rostro y cabello.
"¡Ap!"
"Buenos días, bebé. ¿Dormiste bien?" pregunta, acunándola firmemente contra su pecho.
Ella lo golpea en la cara en respuesta y se ríe mientras él arruga la nariz en señal de protesta, lanzando vendavales que chirrían con cada crescendo. Jura que heredó la risa entrecortada de Seokjin.
"Hablas igual que tu papá", le dice y sus ojos se agrandan y giran ante la mención de Seokjin, como si acabara de recordar su existencia y se regocijara al saberlo.
Ella patea sus piernas en el agarre de Yoongi, pateando la parte blanda de su estómago, y señala la puerta.
"¿Quieres ver a papá?" él pide. "¿Qué pasa con la hora de Appa?"
Él hace un puchero, pero ella permanece seria. Patea con más fuerza y balbucea insistentemente.
Reprime su sonrisa y suspira, volviendo a su dormitorio. "Realmente no puedo culparte, supongo. Sacaste eso de mí".
Seokjin está medio despierto, todavía enterrado bajo una montaña de edredones, moviéndose perezosamente cuando los escucha entrar. Daeun hace otro ruido de emoción y Yoongi la coloca suavemente sobre la cama para que pueda trepar por el pecho de Seokjin.
"Tu bebé está despierto, hyung", le dice Yoongi, sacudiendo ligeramente el hombro de Seokjin.
Seokjin asoma la cabeza por encima de los edredones y mira a Yoongi con los ojos entrecerrados. "Ya veo." Él mira a Daeun agarrando las mantas sobre su pecho. "Veo que Daeunie también está levantada".
Yoongi resopla pero hay un cálido rubor en sus mejillas. No importa cuántos años hayan pasado, Seokjin aún logra ponerlo nervioso.
Seokjin levanta a Daeun y cubre sus mejillas con besos. "Buenos días, mi budín". Ella se ríe y le da palmaditas en la cara, mucho más suavemente de lo que lo hizo con Yoongi, señala con una ceja arqueada.
"Hyung", dice Yoongi sobre las risitas de Daeun.
Seokjin se sienta, sosteniendo a Daeun en su regazo. "¿Mmm?"
Yoongi se aclara la garganta e inclina la cabeza, captando la mirada de Seokjin.
Seokjin parpadea hacia él, confundido por un momento, antes de que se eche a reír. Levanta una mano para tirar de la camiseta de manga larga de Yoongi, haciendo que Yoongi se incline sobre él. Inclina su cuello y le da un beso en la mejilla a Yoongi, sus suaves labios cálidos sobre su piel.
Yoongi sonríe, satisfecho.
"¿Contento?" Seokjin dice cuando se aleja.
"Emocionado", responde Yoongi, sonriendo. Se agacha para levantar a Daeun del regazo de Seokjin y ponerlo en sus brazos. "Vamos, bebé Min. Es hora de desayunar".
Daeun deja escapar el grito más fuerte y emocionado que ha pronunciado en toda la mañana y se ríe.
"Ella sacó eso de ti", le dice a Seokjin, ya llevándola escaleras abajo.
Puede escuchar la risa tintineante de Seokjin siguiéndolo por los escalones y piensa que es más que afortunado. Fue algo así como el destino lo que los unió, pero fueron solo ellos dos, construyendo una base, una vida y un amor juntos, ladrillo a ladrillo, lo que los hizo quedarse.
Se encontraron e hicieron un hogar en el corazón del otro. Encontraron este lugar hecho de oro, no el brillo falso de un mundo dorado, no la fina capa de riquezas para cubrir un corazón hueco. Es un mundo dorado, de amor, felicidad y esperanza. Nunca lo dejará ir.
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