happiness. that's it, that's the title

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─Creo que voy a vomitar.─ Brendon estaba de nuevo en la silla donde se había sentado antes de la pequeña aventura con Dallon en la tienda. Como era de esperarse, los nervios estaban acabando con él. ─No comas sandwiches de plástico antes de un evento importante. Puede salir mal, muy mal...

─Calma, calma.─ Y como siempre, ahí estaba su persona de confort, acariciandolo con cuidado por encima de su rodilla. Brendon pensaba que debería empezar a pagarle a Dallon cada que escucha sus crisis existenciales. ─Hiciste un trabajo genial conmigo, estoy seguro de que vas a pasar.

Encima le subía el ánimo siempre.

─¿Y si no?

Pero Brendon era el rey del pesimismo.

─Brendon, ¿Podrías dejar de pensar en cosas malas por lo menos un día?─ Dallon arqueó ambas cejas con la voz entre suplicante y persuasiva. ─Todo va a salir bien. Tienes mucho talento en esta área. No hay manera de que no pases con lo máximo este examen.

El de cabello azabache hizo una mueca, aunque eso no impidió que continuara con el veloz y ansiosos golpeteo de su pie contra el suelo. Para él era muy difícil de controlar las ideas malas, pero haría su mayor esfuerzo.

Confiaba en que lo que Dallon decía era verdad.

Así que cerró los ojos e ignoro por un momento el revoltijo de emociones atacando su interior.

Los diez jueces del examen ─Entre ellos Luke, Hayley y Halsey─ Estaban nombrando uno por uno para dar resultados. Se encontraban en ese entonces por la letra H y la razón por la que Brendon aún no iba por su calificación era porque, al ir en apellidos con orden alfabético, se convertía en el último en pasar. 

Cabía destacar que a todos los alumnos se les otorgaba un reconocimiento, pero no a todos se les proporcionaba la excelencia y mucho menos se les daba apoyo para darse a conocer por más medios. Entre las diez primeras que pasaron para recibir sus resultados, solo dos recibieron una medalla pequeña de honor la cual tampoco significaba mucho.

Por decirlo de alguna manera, dependiendo de tu desempeño eran las regalías que obtenías.

Y Brendon quería la más importante.

¿Cuál era la más importante? La que se mencionaba antes: La de darse a conocer. Creía que de ese modo recuperaría la clientela de la estética de su madre e incluso conseguiría más, dándole así honor a la familia Urie en la historia del estilismo.

Bueno, la verdad es que Brendon era bastante soñador cuando no estaba pensando en morirse.

Y eso a Dallon le encantaba.

Es decir, cuando Brendon se perdía en sus ilusiones, los ojitos le brillaban y una diminuta sonrisa tonta se dibujaba en su cara.

Esa sonrisa le dejaba ver a Dallon que mientras Brendon siguiera soñando, había chance de ser felices.

Y hablando de ser felices...

─Pss... hey...─ Dallon sintió un par de golpecitos en el hombro y un susurro erizarle la piel. Al girar, se encontró con nada más y nada menos que Tyler. ─Hola.

─¿Qué haces aquí arriba?─ Le preguntó sin ningún rodeo, dejándole ver qué estaba confundido. Se suponía que Tyler tenía que estar en el público.

─Venía a traerte esto.─ Le entregó en mano una pequeña tarjeta de color café. Al examinarla, se dio cuenta de que había un nombre y un número telefónico escrito en ella. ─Te lo entrego a ti porque si se lo doy a Brendon seguro y lo usa para limpiarse los mocos o algo.

be my model ;; brallonWhere stories live. Discover now