CAPÍTULO 13: Él y yo

3.1K 168 323
                                    

Salgo de la sala exausta, pero, a pesar de eso, no quiero que sea la hora de irme a dormir. No me atrevo a volver a entrar en esa habitación después de lo que pasó la última vez que estuve ahí. Sin embargo, no son mis poderes lo que me da miedo, sino la pesadilla que pueda llegar a tener. 

El pasillo está vacío y camino despacio intentando evitar encontrarme con alguien, lo último que necesito en este momento es un interrogatorio sobre mi nueva amistad con Scott. 

- ¿Escondiéndote de tus amigos? Aunque ya no tengo muy claro quiénes lo son y quiénes no. - dice una voz familiar que me tensa por completo. 

Al darme la vuelta, observo a Lakay apoyado en la pared con los brazos cruzados y una sonrisa victoriosa que no logro entender. 

- Tú seguro que no. - contesto acelerando el paso, como si eso fuera a evitar que Lakay, cuyos poderes se basan en la velocidad, me atrape.

De repente, una corriente de aire pasa por mi lado y, milésimas de segundo después, Lakay se ha colocado junto a la única salida con la misma pose que antes. 

- Aléjate de él. 

- Tienes que buscarte otra frase en serio, esta ya ha pasado de moda. 

- Sé exactamente qué eres y para quién trabajas así que, por tu propio bien, te recomiendo que te alejes de él y abandones tu misión. 

- ¿De qué estás hablando? Mira, estoy muy cansada, no tengo tiempo para tus alucinaciones. Deja la droga. 

- ¿Crees que soy tonto? – pregunta apretándome con fuerza el brazo. - ¿Crees que voy a creerme que eras una princesita del Planeta Aqua que, de repente, ganó el poder más fuerte del universo y ahora nos salvará a todos? No sé cuáles son tus intenciones con Mason, pero como le vuelvas a tocar un pelo te tiro por el foso. – amenaza clavándome las uñas provocando que empiece a sangrar. 

- Eso si no lo hago yo antes. 

De repente, el brazo que me tiene atrapada empieza a cubrirse con una fina capa de hielo que, en pocos segundos ya se ha extendido por todo su tronco superior. 

– No sabes nada de mí, ni de dónde vengo. No finjas conocerme porque te aseguro que no tienes ni idea de nada. Así que deja de tocarme los huevos de una maldita vez. 

- No es muy difícil de adivinar. Tu madre debía ser una puta que te vendió al consejo cuando naciste, ¿me equivoco? 

- ¿Hablas por experiencia propia? - respondo intentando ocultar lo mucho que me ha dolido esa frase. 

- Aléjate de Mason y te dejaré en paz. 

No sé por qué, pero, de pronto, recuerdo todas y cada una de las conversaciones que he tenido con Lakay, las sonrisas, sus ojos brillantes, sus consejos, sus amenazas... y todo cobra sentido.  

- Duele, ¿eh? 

- ¿Qué? 

- Querer a alguien que no te corresponde. – contesto observando como sus ojos azul marino se empequeñecen tristemente. 

- ¿Q-qu-que estás diciendo?

- No te preocupes. No eres el único que se ha pasado parte de su vida enamorado de su mejor amigo. 

Aprovechando la parálisis de su reacción, me desprendo de su brazo y lo esquivo para seguir con mi camino. 

Sorprendentemente, la cena no está tan mala como de costumbre, hoy toca una especie de burritos con carne picada en su interior que no está del todo asquerosa. Obviamente, Tonta ha repetido como ocho veces de plato y Mason no se queda atrás, aunque esta vez no se ha sentado a mi lado, de hecho, hace mucho tiempo que no hablamos. 

LOS SECRETOS DE BIALYA #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora