Mamá de 12 -© Clan Komori [Diabolik lovers]

D o c e

Mundo alterno: Kou

—¡Kou-kun! ¡Kou-kun! ¿Como tomó usted y su familia la mala noticia?

Mal porsupuesto, de milagro no estaba tirado en una cama más débil a su esposa ahora. Un jodido infierno de estrés y angustia.

—¡Mukami Kou! ¿Cree usted que Koemi-chan volverá? ¿Cual es su grado de esperanza?

Habían pasado siete días y las cosas eran iguales, ni una mínima señal.

—¡Kou-kun! ¿Es cierto que su hija fue mandada al extranjero por un castigo suyo? Si es así, fue un mal momento cuando están en pleno rodaje de una película.

¿Y eso que?

Ya quisiera hacer sido así, castigada pero con la seguridad de tenerla sana y salva en casa. ¿Tendría hambre? ¿Tendría frío?
No lo sabía. Se culpa de no haberla protegido, de autorizarla en hacer aquella película infantil...Si tan solo ....

—¡Mukami Kou! ¿Es eso o en verdad la secuestraron por descuido? Si no mal recuerdo usted se ve igual a hace años con el asunto de Yui Komori.

Un Descuido

"Ese" recuerdo

Espantosa combinación.

Esa tarde el ex- ídol rompió  la cámara del periodista sin medir su fuerza, llendose con rapidez e ignorando a todos detrás suyo; empujaba a los camarógrafos y cualquier atravesado. ¡Que ganas tenía de eliminarlos a todos!

El asunto de Yui fue la primera razón para abandonar la carrera de cantante, optando por cosas menos elevadas al acoso de los fans. Actuaba en papeles pequeños de películas, a veces presentador, cantaba haciendo la voz de personajes animados; ahí fue cuando Koemi entró al mundo de las estrellas.

Como se lamentaba.

Su nena no tenía porque pasar por lo mismo.

La primera mujer en su vida cuya casi pierde, terminó afectada tiempos atrás justo por fanáticas, y ahora Koemi también.

Tu culpa, tu culpa.

Le aterraba imaginarse algo similar con su hija, una desesperante escena. No por nada dejo de ser el codiciado cantante. Ahora las cartas dieron un giro, su niña no aparecía, ganas no le faltaron de demandar a todo el equipo de producción.

Si, eso haría. Buenos para nada.

Se hallaba presionado, y cuando entró y cerró bruscamente las puertas de su coche, el nudo en la garganta le ahogó más al ver a su esposa con los ojos cristalizados, preguntando silenciosamente sobre alguna noticia positiva, a lo que él negó con la cabeza.

—Kou-kun...—Pronunció con la voz quebrada— ¿ De verdad no ha habido alguna noticia de ...?

—No. Aún no hay nada de ella— Cortó rápidamente y giró el rostro, no necesitaba verla para saber qué las lágrimas ya brotaban sobre las mejillas de su mujer.