Q u i n c e

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—Haber ¿Por donde empezar?

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—Haber ¿Por donde empezar?

Los responsables del desastre estaban con su respectivo padre a un lado–Aunque algunos de estos aportaron– con los ojos del rey vampiro clavados en ellos. Era de mañana y todos se encontraban en pijama y sin desayunar en la sala principal solo porque se le dio la orden a los criados que avisarán la venida de Karlheinz y todos tendrían que estar rápido allí sea como sea.

—Perdiste al niño.—Reprochó a Shin, quien se encogió de hombros y miró a otro lado.

El muy traidor se encontraba acurrucado en los brazos de Ayato, quien traía una sonrisa de burla en sus labios. Primero Reiji y luego él ¿Quien seguía?

—Descuidaste a la niña y hay un laberinto quemado.—Laito le devolvió la mirada a Eva, ciertamente no le importaba si formaba un incendio, pero a el viejo si—Te expusiste en público.—El siguiente fue Kou que se quedó callado.

Carla también rompió las reglas, lo bueno es que no tanto. Así que  nadie tenía porque enterarse.

—Destruir una noria completa.

El mas pequeño de los pelinegros se encogió de hombros, se veía como un cachorrito intimidado... lo cierto es que trataba de reprimir sus carcajadas de solo recordar eso.

—¡Eh, pero fue divertido!—La mirada peligrosa del hombre mayor mandó a callar a Kino.

—Quemar la zona de puestos.

Kaname en cambio si se sintió mal de ver lo mal que le miraba su abuelo, en cambio su padre....

—¡Si ya saben como soy pa' que me invitan!—Alegó y de cruzó de brazos. Karlheinz simplemente torció los ojos y continuó.—Formar un alboroto y destruir un castillo histórico.

Azusa, Subaru y Justin fueron los últimos. El primero estaba perdido, ni siquiera recordaba nada; mientras los otros dos se miraban con nervios.

—¿¡Por que siempre hacen lo que les digo que no!?

Todos se encogieron por el grito, Karlheinz rara vez gritaba. Estaba de muy mal humor, ni siquiera su largo cabello le lucia bien con esa cara que se traía.

—Estoy aquí porque me llamaron ayer en la noche que mis amados hijos y adorables nietos fueron los protagonistas del terror. —Habló entre dientes —¿Saben cuanto costara la reparación de los daños?

—Eres el dueño de todo eso.—Protestó Shin como si fuera lo más obvio.

Lo bueno del asunto es que su error no hacía parte de los daños provocados. Y él que creyó que el suyo era él mas malcriado, algunos como Kyoshi se lo tenían bien guardado; toda la semana pegado a su teléfono, y en los momentos en que decide despegarse, resulta ser una pulga revoltosa.

Mamá de 12 -© Clan Komori [Diabolik lovers]Où les histoires vivent. Découvrez maintenant