Mamá de 12 -© Clan Komori [Diabolik lovers]

D i e c i o c h o

Sueños: Kino

Estaba cansada, sus ojos ya no podían más de tanto llorar. Y su pecho si pudiera, también lloraría. No sangraba, pero estaba muy herido de esa lucha.

Jadeó botando todo el aire que contuvo de la biblioteca hasta allí, corrió y se aseguró de que Ayato no la viera. Y a ese punto ya no estaba segura si fue lo mejor. ¿Hubiera corrido tras ella si fuera lo contrario? Pero...si ni siquiera le quería ¿Por qué haría eso?

Estaba siendo muy masoquista con ese deseo tan enfermo en que solo la moridera a ella;la única cosa que en su juicio era la muestra de fidelidad.

Pero no, él estuvo tomando la sangre de otras chicas. Y eso no fue todo, cada vez se comportaba más y más insensible y más patán de lo que ya era.

Gimió poco a poco al suelo, tapándose la cara con sus manos, a medida que soltaba la última bolsita color rojo que le faltó por repartir. Era San Valentín, y con su más grande cariño le repartió tanto a los Sakamaki como a los Mukami ese pequeño detalle de chocolates que ella misma preparó.

Incluso si Shu odiaba el dulce lo recibió, incluso si Kou ya tenía muchos de parte de sus admiradoras, dió un brinco de alegría cuando se lo ofreció del mismo modo animoso que Laito; hasta el tímido Subaru no se lo negó.

Kanato como buen exigente se hizo el difícil, pero lo encontró tragandoselos todos de una manera casi hambrienta del mismo modo que Ruki. Este se los recibió no sin antes decirle que probablemente le darían daño de estómago... Y bien que lo pilló zampandoselos a escondidas en la biblioteca, murmurando lo deliciosos que estaban.

Yuma los probó de inmediato y le dijo que no estaban mal; Azusa sin ningún problema aceptó diciendo que estaba muy feliz, y que él próximo año volvería a hacer chocolates para todos como el pasado.... exepto a Kanato que se los rechazó.

Por último, Reiji que en un principio dudó, terminó aceptando cortezmente con una ligera sonrisa.

Pero Ayato...de quién mas quería ver su reacción, no pudo. Fue tantas ansias que se trenzó el cabello a un lado, y utilizó un poco de maquillaje. A pesar de recibir alagos de algunos de los chicos... Él no la vió.

—Se que no es de mi incumbencia, pero ¿Cual es tu manía de seguir llorando por un hombre que no te valora?

La chica levantó la cabeza sin ni siquiera limpiarse las lágrimas, ya imaginaba la cara horrible que debía de tener. Frente a ella, estaba un joven de cabello negro y ojos rojizos; verlo ahí fue una gran impresión.

No lo veía desde el incidente de su secuestro y el de Ayato, cuando ella lo salvó de su padre. No la estaba mirando, si no guardando sus cuadernos y libros en su mochila marrón.

—Kino-kun...¿Que haces aquí?

Él la miró sin ninguna expresión unos segundos, luego continúo con su labor para así desplazar la cremallera y asegurar que estuviera bien cerrada.