Él está sentado a un lado de la cama cerca de su mesita de noche.

—Siéntate— ordena y siento que me mira fijamente.

Lo hago a una distancia prudente.

«—Puedes acercarte, ten por seguro que no muerdo. Al menos no de forma agresiva.

Éste hijo de la gran..

—¿Y bien?— trato de desviar el tema de conversación, idea inútil si me hizo venir acá para lo que creo.

No responde, sólo busca algo en uno de los cajones de su mesita de noche y me quedo mirando estática lo que me tiende una de sus manos.

—Pensé que la querías porq..

No lo dejo terminar ya que agarro la cámara que me regaló mi padre y me la llevo a mi pecho abrazándola, como queriendo protegerla de sus manos.

—Mi bebé— le hablo a mi preciada cámara antes de depositar un beso en ella— mami te extrañó mucho.

—Creo que el encierro comenzó a afectarte— el bicho raro sonaba totalmente incrédulo. Seguro pensará que soy una loca por hacerle mimos a un objeto pero es lo que menos me importa en ese momento.

La inspecciono en todos lados y reviso que no haya borrado las fotos preocupada. Sonrío al ver que está justo como la dejé y la vuelvo a apretujar contra mí.

—Ésta cámara tiene un valor sentimental indescifrable— hablo después de un rato que sentí que no dejaba de mirarme bajo esa máscara—, es lo único que me quedó de mi padre antes de irse. Aquí están plasmados los recuerdos más felices de mi infancia y en todas sale él— mis labios adornan una sonrisa triste.

Él no dice nada. Sólo me observa.

«—¿Cómo la conseguiste?— pregunto al empezar nuevamente a ponerme nerviosa bajo su atenta mirada.

—La tenías aquella noche en tu habitación, antes de..

—Vale, entiendo— Me contengo de rodar los ojos—. Formularé mejor la pregunta: ¿Por qué la trajiste?

—Eso es todo lo que te quería mostrar. Puedes irte— dice levantándose y frunzo el ceño confundida por su repentina actitud.

—Linda forma de correrme de tu habitación— murmuro mientras me levanto claramente indignada.

Pero su mano se envuelve en mi muñeca, deteniéndome.

Me agrada que eso se esté volviendo costumbre.

—¿Hay algo que quieras hacer?— pregunta detenidamente. Las mejillas se me encienden enseguida.

—Yo.. eh.. bueno.

—Estuve pensando en salir a que conozcas los alrededores de la casa.

Ah, eso.

Dios mío, perdóname.

—¿Como la otra noche?— pregunto un poco estusiasmada. Y es que, podré estar en una mansión,  pero me agobia el no poder salir.

—Sí, pero estuve pensando que mañana en el día. Sin alcohol de por medio, claro.

Ruedo los ojos.

—Me parece bien— digo antes de darme la vuelta—, gracias por la cámara— y, sin mirar atrás, empiezo a caminar hacia la salida.

—¿Algo más que quieras hacer?— pregunta, y detengo mi paso enseguida. Aún no me atrevo a girarme— aquí, en la habitación.

La tensión sexual que nos rodea es cada vez más profunda. Sin embargo, su actitud lo único que me provoca es confusión, puesto que hace apenas unos segundos quería que me fuera y ahora insinúa que me quede.

El Enmascarado.Where stories live. Discover now