62

15.1K 862 802
                                    

ANDRÉ

Todo en la vida está en contra de lo que Dacota y yo tenemos, pero nosotros no la empeñamos para esquivar todo esto. Sí, lo que dije en dejarla libre es verdad, fue algo que dije en el momento, pero de algo que estaba seguro es que solo quiero su felicidad, y si no estaba conmigo tal vez estaría en otro lugar, solo que no iba a dejarla ir tan fácil tenía unos trucos para hacerla cambiar de opinión, pero no hicieron falta ponerlos a trabajar. ¿Soy un egoísta solo por querer a mi lado a la mujer que amo? No lo sé, pueda ser que si pueda ser que no.

Lo único que sé es que es hora de tener nuestro final feliz.

—Tengo hambre — oigo que se queja sacándome de mis pensamientos.

—¿Que quieras que te traiga? — preguntó ayudándola a tomar asiento en el sillón.

—Creo que eso no se podrá señor Black ya que el parto lo haremos normal — habla interrumpiéndonos la doctora.

—Me vale una mierda lo que...

—Déjalo André— me detiene Dacota

—Pero mis copias tienen hambre— veo mal a la doctora y esta me ve nerviosa.

—Podremos soportarlo— sonríe, pero rápidamente cambia la sonrisa a una mueca de dolor.

Veo como se retuerce en el sofá poniendo sus piernas abiertas sosteniéndose de sus talones, tengo perfectamente la vista de su coño que lo cubre unas simples bragas color rosa pastel sonrío ante ello. Su pie estrellándose en mi cara hace que aparte la mirada.

— Deja que verme de esa forma — me regaña, como no verla joder.

Camino para buscar una toalla de las que tenemos apiladas en la cama que se usarán una vez Dacota esté lista para dar a luz, las enfermeras en ningún momento me han quitado la mirada de encima algo que he estado ignorando, una vez con la toalla en manos me encaminó otra vez con Dacota que me mira enojada, ¿ahora que mierda hice?

—¿No tienes una maldita camisa amor? — me gruñe entre dientes.

Sonrío por sus celos, me encantan ¡joder!

—Sabes que todo esto es solo tuyo ¿verdad? — digo fuerte para que todos en la habitación escuchen.

Su sonrisa de satisfacción hace que también sonría, limpio el sudor que está en su cara, acomodo sus cabellos que se han salido de su chongo.

—¿Sigo siendo hermosa? — me pregunta dejando al descubierto su vientre.

—Oh nena tu eres malditamente hermosa siempre, con un costal puesto igual sigues siendo hermosa— beso su vientre que ya se le ha bajado bastante.

**

—¿Ya es hora? — pregunta cómo... ya hasta perdí la cuenta, no, hemos. Dacota ha estado con contracciones como mínimo 5 horas.

—Falta poco Dacota— contesta como siempre la doctora.

Sus contracciones se han vuelto más frecuentes y dolorosas, ha estado rebotando en la pelota, ha estado dando vueltas por toda la habitación quiso salir al patio trasero obviamente no deje, nos metidos a la bañera con agua tibia donde las contracciones se hicieron más fuertes para aliviar el dolor un poco, la he sostenido en mi regazo sobando su espalda dándole ánimos no me he despegado en ningún momento de su lado.

Esta etapa que estamos pasando juntos es algo que recordaré toda mi puta vida, lo que me está matando los putos nervios es la hora en que llegue el momento donde Dacota tenga que pujar. Unos dientes en mi hombro hacen que pegue un brinco, sus uñas en mis brazos hacen que haga una mueca.

Esposa Del MafiosoWhere stories live. Discover now