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¿Pero qué mierda hacen estos viejos aquí? Volteo a ver a Shilby y esta comienza a negar, camina hacia mí con miedo.

— André te juro que yo no los invité, te juro que yo no les dije nada — comienza a decirme suplicándome con la mirada que le crea.

— Pero quien mierda les dejó entrar a mi casa — gruño caminando hacia ellos.

La gente solo nos ve, realmente no quería que nada arruinará este día pero todo se ha ido a la mierda.

—¿Que? Acaso no podemos estar en la fiesta de nuestros nietos — pregunta burlón.

— Ellos no son nada tuyo, así que deja de decir estupideces — escupo en su cara una vez llegue en donde esta.

—Hijo, pero ¿qué dices? — pregunta indignada mi madre.

—Lo que has escuchado, ahora largo de mi casa — gruño apuntando hacia la salida.

— André... — trata de tomar mi brazo, pero me alejo.

— Juro que, si no se van en este instante, los mandare a sacar como unos asquerosos perros.

—André déjalos ¿sí? — me suplica con la mirada Dacota ,que no sé en qué momento llego a mi lado.

— No me pidas eso, porque no lo haré.

— Solo por esta vez déjalos, solo no dejes que se me acerquen — dice viendo de reojo a mis padres.

No, no mierda no quiero que se queden en mi casa, pero ¡joder! Si Dacota me lo pide tendré que hacerlo.

— Se quedarán solo porque mi esposa lo ha pedido, pero si se le llegan acercan juro que mando todo a la mierda — advierto dando media vuelta dejándolos ahí.

Erick, Matías y Dalton ya estaban detrás de mí, solo asiento y estos dudosos vuelven a sus lugares. Busco con la mirada a Noah quien está en los brazos de mi hermana, camino hacia ella y se lo quitó.

—André te juro... — no la dejo terminar.

— Esta bien, solo olvídalo — digo caminado otra vez a nuestra mesa con Dacota.

—Le crees a tu hermana verdad.

—Lo hago — soy sincero, sé que ella no haría tal cosa.

— Ahora quiero mi postre — sonríe como si nada hubiera pasado.

Miro a la demás gente y ellos también hacen como si nada hubiera pasado, los viejos están sentados en una mesa aparte solo ellos dos, solo quiero ver sus caras cuando les sirvan la comida. Todo sigue normal, mi hermana hace algunos juegos con Dacota yo solo inspeccionó que no sean nada bruscos o tengan que hacer que se esfuerce, y por ningún motivo he soltado a Noah sé que no lo quieren porque no es hijo de mi sangre, pero por él estoy dispuesto a todo.

—Amor mira — me llama Dacota emocionada viendo como Irene mide su vientre con una cinta azul.

—¡Dios! Casi uso todo el rollo — dice emocionada.

—Ten — me ofrece una copa Dalton.

—Tus padres no se ven felices aquí — se une Matías.

— Lo que no entiendo es ¿por qué no se van a la mierda de una vez? — digo frustrado tomando mi copa de un solo sorbo.

—Puedo sacarlos — se ofrecen los dos.

Solo niego, están aquí por petición de Dacota.

— Es hora de que el papá diga los nombres de los bebés — grita eufórica mi hermana.

—Creo que ese eres tú — bromea Dalton.

—Quien más imbécil — gruño dejando mi copa vacía en una mesa.

Voy al lado de Dacota quien me sonríe y jala de mi para darme un beso en los labios que gustoso recibo. Todas las miradas están en mí, incluida la de mis padres.

—Agradezcan que compartiré esto con todos ustedes — digo viendo como todos ríen como si hubiera dicho algún chiste.

Estoy a punto de hablar, pero esas malditas voces me detienen.

—Pero primero deberíamos de decirle a la futura madre que hay alguien más que quiere saber sobre estos bebés — sonríe malicioso.

—¿Que? — pregunta Dacota confundida.

— Cállate la maldita boca — digo dándole a Noah a Dacota.

—Oh vamos hijo tiene derecho.

—Que te calles maldita sea — y en una milésima de segundo estoy estampando mi puño en su cara.

Los gritos de sorpresa no se hacen esperar.

—Saquen a todos de aquí ¡ya! — demando viendo a Erick y Matías quien no dudan en hacerlo.

—André... — trata de hablar mi madre ayudando al viejo que está tirado en el suelo.

— Cállate antes que te meta un puñetazo también — gruño y esta se queda callada.

Veo como mi hermana y Irene llevan adentro a Dacota quien está tratando de resistirse un poco, diciendo que quiere estar conmigo.

— Iré con ella — me habla Dalton a lo que yo asiento.

— Así que realmente no le has dicho nada — habla limpiando la sangre que sale de su nariz.

—Que te valga una mierda, pero te voy advertir una cosa "papá" vuelve a venir a mi casa a querer joderme y realmente me olvidaré que son mis padres, pondré mi pistola en sus frentes y no dudare en dispararles —sentenció con los dientes apretados de la rabia.

Mi madre me ve asustada pero el viejo no quita su sonrisa cínica y hace que le dé otro puñetazo más. Les ordeno a mis hombres que los saquen, pero antes de desaparecer de mi vista el maldito habla:

—Esto no se quedará así, te daré en lo que más te duele André — escupe al fin desapareciendo de mi vista.

Genial, todo se fue a la mierda.

Esposa Del MafiosoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora