Escuchaste a Dimitri, Peter y Alex chillar tu nombre, pero en seguida escuchaste a Magnus decirles que no había razón para detener la pelea, pues el golpe era válido. El riesgo que tú habías aceptado era ese.

Aun viendo borroso, notaste una sombra que se inclinaba hacia ti. "Mierda" Pensaste, y cual trompo recién lanzado rodaste sobre ti misma y giraste las piernas dibujando un circulo, golpeando con ambas extremidades los tobillos de Lucius, quien cayó al suelo junto a ti con un jadeo. Gruñiste y te levantaste del suelo, sintiendo un liquido con olor a hierro correrte por el rostro, a lo que te tocaste el ojo golpeado y miraste tu mano, encontrando un rastro de sangre. El golpe de Lucius te había roto una ceja, pero no se iba a quedar así.

Aprovechaste sus reacciones lentas para sentarte a horcajadas sobre su estomago y con una velocidad digna de una leyenda, hiciste una mueca enseñando los dientes y comenzaste a conectarle puñetazos al rostro, haciendo que su cabeza se moviera hacia un lado y hacia otro. No tenías demasiada fuerza bruta, tu cuerpo era lamentablemente muy ligero y tus puños muy pequeños, pero él jamas podría esquivar tus golpes y cuando golpeabas en un mismo sitio repetidas veces con semejante rapidez, tarde o temprano la carne cedería.

-¡ .... , Cuidado!- Escuchaste a alguien desconocido decir, pero para cuando te diste cuenta, Lucius te había empujado de encima de él con un manotón, lanzándote de nuevo por el aire hasta que tu costado chocó contra la tierra. Te levantaste con suma rapidez, comenzando a saltar y quitándote lo mejor que pudiste la sangre del rostro, notando mientras el gemelo se levantaba, que habías roto también una de sus cejas y que el ojo en el que habías conectado tu primer golpe se había hinchado, dificultándole la vista. Estaban en igualdad de condiciones, tu ojo izquierdo estaba hinchado y lleno de sangre también.

Ambos se mandaron miradas silenciosas, desconfiadas y alertas a cualquier movimiento de su contrincante. Por largos minutos, dieron vueltas en el patio en espera del ataque del otro, mientras ligeros susurros de voces desconocidas y conocidas se elevaban en el aire. Algunos decían que no era justo que Lucius, un hombre, pelease contra ti, una mujer mucho más pequeña y débil según ellos, pero tú te limitaste a escupir con rabia algo de saliva con sangre. 

Entre ustedes jamás habían pasado pensamientos así. Tú eras una igual para tus amigos, siempre habían sido Lucius, Magnus, Peter, Alex, Dimitri y tú. Pudiera ser que ellos eran hombres y tú una mujer pero ¿Por qué una cosa tan estúpida como el género debía hacerte diferente a ellos?

-Lucius.- Llamaste, haciendo que sus ojos verdes como esmeraldas se clavaran en ti, serio. –¿De verdad quieres ser el líder?-

Lucius tardó un largo minuto en apartar la mirada al suelo, sonreír ligeramente y regresar la vista hacia ti.

–No. Me gusta que seas mi líder... Es solo que quería ver cuan fuerte te has vuelto hasta ahora, Snezhinka.- Respondió con tono divertido. –La ultima vez que peleé contigo eras mas lenta... Te has convertido en una gran soldado.-

Y se abalanzó hacia ti. Tu sonreíste, soltando una sonora carcajada antes de también correr hacia él. Casi pudiste escuchar a todos aguantar el aliento cuando tu cuerpo y el suyo se fueron a encontrar... Pero tú fuiste mas rápida, esquivaste el gancho que Lucius iba a lanzarte en el estomago y en cambio te agachaste, deslizándote con tus botas por el suelo entre sus piernas, golpeando con uno de tus brazos su tobillo izquierdo al pasar y parándote tras sus espaldas en un parpadeo antes de saltar, soltar un grito y patearle en la espalda, haciendo que terminase de perder el equilibrio y cayera cual largo pino sobre la tierra.

Lo viste intentar levantarse, pero tu te lanzaste sobre él, sujetando sus brazos con tus dos manos y doblándolos tras su espalda, aplicaste una llave que Dimitri te había enseñado, inmovilizándolo a pesar de que habías tenido que usar casi todo el peso de tu cuerpo para luchar contra su fuerza. Observaste a Magnus correr hacia ustedes, deteniéndose a tu lado y comenzando a contar.

Roulette Of MemoriesWhere stories live. Discover now