41 ❥ got you

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GOT YOU
[te tengo]

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Una de las cosas que más odiaba de ser adulto, era hacer compras.

Innumerables colas en supermercados, seguir listas de insumos al pie de la letra, asegurarse de no pasarse de un presupuesto y tener que lidiar con grandes bolsas de compras. Era molesto, especialmente cuando se daba cuenta que la cantidad de comida chatarra extra que compraba siempre salía de su presupuesto.

Llegó completamente cansado al piso del apartamento de Michael, prácticamente arrastrando las bolsas de compras por el pasillo. Lo único que necesitaba ahora era una siesta hasta el día siguiente. Claro, luego de ordenar todo en las despensas y refrigerador.

Soltó un sonido agotado cuando cerró la puerta, dejando recargar su cuerpo en esta, mientras miraba a los alrededores y buscaba rastro de cierto chico de cabello negro que se suponía que había llegado hacia unos minutos de la casa de Calum según el mensaje que le envió. Cuando caminó por el pasillo fue que notó la sombra de Michael desde su habitación, haciéndolo darse cuenta de que él aún no se había percatado de su presencia.

Pensó en asustarlo por un momento, como alguna clase de venganza por lo que le hizo la vez pasada que salió de la ducha al esconderse bajo de su cama y casi hacerlo tener una clase de ataque cardiaco (aunque, haya acabado en Michael de rodillas con sus lindos labios alrededor suyo). Pero, en el momento que se asomó por la puerta, encontró una imagen que lo hizo detenerse.

Michael se encontraba parado delante del espejo de su armario, viéndose detenidamente, mientras sus manos tomaban el borde de su camiseta casi dos tallas más grande. Él fue levantando la prenda lentamente, hasta revelar el borde de sus pantalones de algodón y dejar que su ombligo se asomara. La zona era completamente plana y tan pálida como el resto de su cuerpo. No pudo ver más porque luego sus ojos estaban contemplando el rostro de Michael y como su ceño se fruncia ante la imagen.

Después, fue que sintió como si alguien estuviese haciendo añicos su corazón.

Michael clavó las uñas en su piel, con fuerza, la suficiente para hacer que un pequeño sonido de dolor escape de sus labios y sus ojos se cerraran. Él estaba hundiendo sus dedos en su estómago, dejando largas marcas rojas, acompañadas de heridas y pequeñas cicatrices que significaban que no era la primera vez que lo hacía.

Se quedó por un momento de pie, casi sintiéndose como un espectador de todo lo que pasaba, como si se negara a aceptar que este era Michael; el chico que le gustaba, por quien daría lo que fuese, su novio. Él estaba haciéndose daño a él mismo porque le disgustaba su propio cuerpo; porque creía que estaba gordo y en su cabeza, eso era sinónimo de fealdad.

No soportó seguir viendo, pero tampoco tuvo el corazón para alejarse de la escena y fingir que nada había pasado. Simplemente, no pensó, como siempre hacía cuando se trataba de Michael, y entró a la habitación, tomando rápidamente la muñeca de su novio y parando sus acciones.

—Detente —pidió, sin notar lo temblorosa que se escuchaba su voz.

Michael lo miró por reflejo, con una expresión de sorpresa, sin parecer haber notado el momento en el que entró a la escena. Él tenía lagrimas secas en las mejillas que no había notado antes y los ojos rojos por haber estado llorando.

—¿En- En qué momento-

—Hace unos minutos, y-... Michael, estás que te haces daño —fue lo único que pudo decir, sujetando con más fuerza la muñeca del chico y alejándola de su cuerpo. Él apartó la mirada.

Broken Pieces ❥ mukeWhere stories live. Discover now