Capítulo 12

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Christian

— ¿Qué serán estas cosas tan raras? ¡Se mueven y tienen luces extrañas! — Preguntaron un par de voces muy cerca de el, voces roncas, profundas y peligrosas — Nunca antes las había visto, ni en los mercados de Alejandría y menos en las caravanas que vienen de la India  —

— Quitaselas, vamos a robarlos, este hombre ya esta muerto — Dijo una voz diferente — Y las cosas podemos venderlas en el mercadillo a un buen precio —

¿Muerto? ¿Quién está muerto?

Porqué él claramente no está muerto, está más vivo que nunca y su corazón bombea con fuerza, pero también sabe que esos rufianes mueven su cuerpo con brusquedad mientras le quitan sus pertenencias, lo están robando y lo sabe porqué sus manos urgaron en los bolsillos de su pantalón y apretaron su manos para quitarle el costoso reloj que su abuela le regaló en su cumpleaños, pero después de minutos y cuándo esos hombres  con olor a camello se fueron, Christian se removió en su lugar.

Sólo que al moverse tosio con fuerza y al abrir los ojos, la arena que lo cubría cayó a sus lados, su cara esta llena de arena y tan qurmada que toda su piel arde, su cabello se ve incluso más rubio igual, sin embargo, de principió pensó que todo era un sueño y que quiza había estado tomando demasido en un horrible lugar de Londres, pero tiene arena hasta en los dientes y en los calzones, así que todo esto es muy real.

— ¡Olimpia! — Gritó con todas sus fuerzas tratando se encontrarla, pero su voz se escucha en ecos y está completamente sólo bajó un sol agotador, robado, quemado, sucio y abandonado en un desierto.

Su camisa se pega a su pecho por el sudor, su cabello esta arruinado y sus mejillas arden por las quemaduras al estar expuesto al sol durante horas.

Sin duda sus padres lo matarán cuándo se enteren que una de sus locuras lo trajo hasta un desierto extraño y todo por seguir a una mujer que ya antes quiso matarlo. 

Se gano el peor regaño de su vida, y peor aun, un golpe de su abuela.

— Necesitó llamar a mi padre, él enviará a sus guardias por mi y el avion me regresará a casa — Dijo para si mismo tratando de darse ánimos, por eso tomó su celular que milagrosamente esos hombres no se llevaron, e intentó marcar al número de su padre, pero su celular a pesar de tener carga, simplemente no funciona — ¡¿Qué pasa?! Maldito aparato de mierda. Necesitó llamar a mis padres, decirles dónde estoy y que tienen  que ayudarme a salir de éste lugar —

Pero no funciono, así que lo arrojó lejos y este se hundió en las arenas, se puso el antebrazo en su frente para ver a pesar del sol y paso la mirada por todo el lugar, pero al verse solo comenzó a camiar en medio del desierto, esta lleno de coraje y suelta improperios mientras habla solo como un loco.

— Cuándo todo el mundo se enteré de lo que estás mujeres le hiciseron al príncipe de inglaterra, ardera troya y el padre de Olimpia dejará de ser primer ministro ¡Malditas ladronas! Me han robado y dejado tirado en medio del desierto —

Christian se paso las manos por el cabello lleno de coraje y soltó un grito furioso desde lo más profundo de su demoniaco y enojado ser.

— Malditasea Olimpia, cuándo te encuentre, porque eso haré, te tiraré de un puente y me burlare de ti mientras te mueres poco a poco, lo disfrutaré tanto que me burlare de ti ¡Te odio con todo mi ser!....—

Christian grito com rabia mientras petea la arena con sus pies, pero a lo lejos vio a un par de personas, primero creyó que era un espejismo, pero después escuchó los gritos de una mujer y salió corriendo como un caballero en su ayuda, bajo por la arena para alejarla de esos rufianes de extraños ropajes.

Erase Una Vez Alejandría Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon