Capítulo 2

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Olimpia

Olimpia fingió seguir dormida cuándo escuchó la puerta de su habitación en el hospital abrirse, no quiere hablar con los médicos y tampoco es que quiera ser un paciente regular de éste lugar, pero a veces la mala suerte la persigue, aunque ella prefiere llamarlo, vida intrépida de una  joven arqueóloga.

Pudo escuchar las voces de los médicos, sintió el pinchazo en su brazo por una inyección y respiró el olor de su madre, ese perfume dulzon que no ha encontrado en nadie más, quisiera abrir los ojos y verla, pero puede sentir sus dedos acariciando sus mejillas.

— ¿Olimpia estará bien? — Preguntó su madre, pero la voz de su padre la interrumpió.

— Claro que estará bien, está en el mejor hospital de Londres y sino lo estuviera, ya sabes que podemos llevarla con...—

— Shshs — Escuchó la voz de su madre callandolo al momento — Ella no sabe de eso y algo me dice que nos esta escuchando ¿Te estás haciendo la dormida verdad Olimpia? A mi no puedes mentirme — 

Olimpia abrió los ojos lentamente acostumbrandose a la intensa luz del hospital, en lo primero que se enfocaron sus ojos fue en el rostro de su padre, ese primer ministro lleno de preocupación.

— ¡Olimpia no me asustes de esa manera! — Dijo su padre pasándose las manos por el cabello.

— ¡No te quería asustar papá, pero yo también me asusté, un demente me atropelló y casi me mata, ahora si me sentí cerca de la muerte! —

Sus padres iban a contestar de eso esta segura, pero la puerta de la habitación se abrió de repente y Olimpia volvió a fingir que estaba dormida para evitar dar explicaciones de sus golpes, pero a la que escuchó entrar no fue a cualquier doctora, sino a la misma reina de Inglaterra, quizá vino para disculparse en nombre de su hijo, porque la están tratando de la mejor manera.

La reina habló unas cuantas palabras pero se llevó a sus padres de ahí, quizá para evitar que esa charla secreta se divulgue y cuándo pensó que de nuevo estaba sola, la puerta de la habitación se abrió de repente y ese mismo desgraciado que la arrolló entró con aires de grandeza.

— Así que aquí estas, estuve buscándote por todo el hospital, hasta que logre encontrarte — Dijo el hijo de la reina acercándose hasta los pies de la  cama para verla, hablando solo como si ella no estuviera — Vaya que si estás muy golpeada, dios, ¡¿Porqué demonios te atravesaste la avenida llena de autos?! —

Olimpia quiso constestar, tuvo el impulso de hacerlo y las palabras estaban en la punta de su lengua, pero decidió seguir fingiendo que esta dormida, aunque ese rubio no conforme con su silencio, se acercó demasiado a su rostro, lo sabe porqué a pesar de tener los ojos cerrados, lo siente muy cerca.   

— Vaya que eres una chica muy rara, eres tan bonita que pareces sobrenatural, pero estás demente — Dijo en voz baja ese hombres tomando asiento a su lado — Supongo que estás inconsciente y espero que jamás recuerdes esta charla que estoy teniendo contigo, pero tu aspecto me recuerda a las reinas del pasado, a esas que te enseñaban en las clases de historias, preciosas y a la vez misteriosas —

Olimpia otra vez quiso burlarse de la inocencia de ese príncipe que la creé dormida, pero siguió fingiendo con astucia porqué es la reina de las mentiras.

— Lamento mucho haberte atropellado, prometo no volverlo a hacerlo, pero tu tienes que fijarte muy bien en las avenidas antes de cruzar, pudiste haber muerto — Lo sintió pasar sus manos por las heridas de su rostro, como si quisiera analizar que esta bien, su toque es delicado al rozar su piel — Dios mírate, me siento culpable por dañarte de está manera, no sabes cuánto lo siento —

Pero después de un silencio, ese príncipe volvió a hablar.

— ¿Cual es tú nombre? ¿Olimpica? — Dijo casi con burla  — Como sea, lo lamento, pero no te cruces en mi camino de nuevo 

Ese hombre se puso en pie porque la cama se sintió vacía ante su movimiento, seguramente la está mirando callada e inconsciente, pero sus nervios lo traicionaron, así que se acercó hasta ella de nuevo.

— ¿Qué tal si estás muerta y por eso no respiras y tampoco reaccionas? —

Olimpia intentó reírse, pero se tragó la risa y fingió muy bien estar casi muerta de sueño, así que cuando sintió la respiración de ese hombre muy cerca de su rostro, se asustó y su corazón comenzó a latir con rapidez.

— Si estás inconsciente, supongo que jamás recordarás esto y yo al salir de ésta habitación lo olvidaré por completo, pero realmente eres muy hermosa, casi, como sino fueras mortal — La tomó delicadamente de la barbilla y posó sus labios sobre los de ella con suavidad — Espero jamás volverte a ver, pero toma este besó como una disculpa por haberte atropellado —

Él hijo de la reina profundizó ese rápido beso con astucia, Olimpia en un momento creyó que sería un pequeño beso, como él de cualquier par de niños tontos, pero no, ese hombre se deleitó con el sabor de sus labios y cuándo estuvo saciado y ella con el corazón a punto de salirse de su pecho, se fue de la habitación dejándola completamente sola.

La puerta volvió a abrirse de nuevo y su madre frunció el ceño al verla.

— ¿Qué te pasa Olimpia, porqué estas tan roja? Parece como si hubieras pasado todo el día bajó el sol de Egipto —

Olimpia tomó asiento en la cama y se tocó los labios hinchados por el beso.

— Digamos mamá, que alguien se acaba de disculpar conmigo, de hecho, es él mismo hombre que siempre veo en mis sueños —

Nota de la autora  

🤭☺☺ Ya sabía yo que Christian había visto algo en Olimpia, al parecer ese príncipe esconde varios secretos.

Jajajajajaja

Pero estoy segura que Olimpia tendrá muchas aventuras que contar solo espero que cierto príncipe ya no aparezca.

Jajajaja Pero si lo hará.

😛😛😛 Eso le pasa por atropellar a chicas desconocidas.

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Erase Una Vez Alejandría Where stories live. Discover now