Tiempo

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Una semana ha pasado desde lo que pasó, me siento mal todavía y para mí mayor desgracia hoy me toca bailarle.

¿Cuándo podré olvidarlo? Es algo que me preguntó a diario.

¿El tiempo me sanará? Lo que siento por él es algo fuerte así que no se si el tiempo lo cure.

¿Seguiré enamorada de él? No te das cuenta cuánto estás enamorada de alguien hasta que te rompe el corazón.

En dos horas tendré, que verlo sería mentira si dijera que estoy preparada, me siento nerviosa y inquieta odio estar de esa manera. Esta semana que ha pasado no he ido ni al trabajo al igual que tampoco eh salido, me encerré en mi propio mundo sé que luna me ha estado llamando recuerdo que la deje muy preocupada pero no quiero hablar con nadie quiero sanar sola.

Me aburro conmigo misma por eso decido caminar hasta mi tocador y peinarme,me veo en el espejo y creo que doy lastima, con esas ojeras además de estar un poco pálida es deprimente. Después a ver pasado por tanto ¿Por qué me tengo que dejar vencer?

Hoy lo veré así que es hora que me pongo bonita la vida sabe que no me dejo ganar tan fácil.

Me levanto en busca de algo bonito que ponerme y optó por ponerme un vaquero color azul oscuro con una camisa negra,unos tacones del mismo color, acompañado con una chaqueta de cuero y con bolso también de color negro.

Salgo tan rápido que no me doy cuenta que tropiezo con alguien en el pasillo haciendo que casi nos cayerámos.

—¡Oh dios que descuidada! Lo siento tanto—Tengo las mejillas rojas de la vergüenza me da mucha pena levantar la cara.

—Tranquila no fué nada—Responde una voz muy sexy.

Cuando por fin levanto la cara me encuentro con alguien muy lindo y súper sexy. Es alto de tez blanca, cabello castaño y ojos grises, tiene rasgos muy parecido a ¿Dav?

—¿Ocurre algo?—Me pregunta el castaño con una sonrisa coqueta que solo me recuerda a... No quiero ni pensar en el.

—No nada solo te me pareces conocido, eso es todo—No puedo evitar ponerme roja.

—Seguro que conoces a David el es mi hermano—Me explica.

—Oh si el es mi amigo—Digo todavía con las mejillas rojas.

—Un gusto, me llamo Gabriel y ¿tú?— Me extiende su mano un poco dudosa pero la agarro.

—El gusto es mío me llamo Natalia.

El me sonríe, tiene una sonrisa muy hermosa.

—Bueno hasta luego Gabriel me le das saludos a Dav.

El asiente con la cabeza y yo sigo mi camino un poco menos apurada por qué... ¿Qué era lo que iba a hacer? Ah sí es verdad tengo que ir a la peluquería.

Agarro un taxi y este me deja enfrente a la peluquería, cuando estoy en la puerta es donde me pregunto ¿De verdad tengo que hacer esto?

No dudo ni un segundo y entro,si tengo que hacerlo.

—Me puede atender la mejor peluquera del lugar—Le digo a la chica que atiende una vez que estoy en el mostrador.

Ella asiente y me indica que me siente en un silla frente al espejo, rato después llega una chica morena muy amable.

—¿Qué quieres que te haga?—Pregunta mientras me peina el cabello.

—Sorprendeme.

Casi dos horas después ya estoy lista para verme en ele espejo ya que Kati,la peluquera no me dejó verme en todo ese rato.

Cuando me veo en el espejo no me reconozco Kati hizo un trabajo increíble estoy realmente hermosa, me maquilló de una manera muy hermosa y profesional, me puso pestañas postizas, un color de labios rojos, aparte que supo jugar muy bien con las sombras y los tonos de la cara ¡No sé ven las ojeras! Está mujer hace milagros. En especial en el cabello me lo pinto de negro lo planchó y corto por la mirad de la espalda. ¡No parezco yo!

Kati se me queda viendo esperando una respuesta pero me le voy encima y la abrazo.

—Gracias, muchas gracias.

—Toma mi número de teléfono ven cuando quieras.

Asiento y salgo de lugar siendo otra yo espero que esta sea una mejor versión.

                     (...)

Me estoy dirigiendo para donde siempre me veo con Santiago. ¡Oh dios necesito su ayuda! Tengo que ser fuerte.

Me puse un vestido ceñido a mi cuerpo de mangas largas y descubierto a la mitad de la espalda de color rojo pasión con unos tacones negros.

No dejaré que el pelinegro me vea mal, eso jamás.

Cuando estoy en la puerta mi corazón salta de alegría, pero mi mente me dice que esto nunca terminará bien. Todavía no he conseguido la manera de romper el contrato y poder dejar de verlo.

¿No has conseguido? O ¿No quieres dejar verlo? Me reclama el cerebro pero eso es algo que el corazón no le hace caso.

Cuando abro la puerta siento que se me va el aire aparte de sentir un nudo en la garganta y querer salir corriendo de aquí.

—Nati—Dice el pelinegro y su voz suena algo ¿Arrepentido?

—Empezemos ya—Lo corto con voz fría pero en verdad quiero sentarme a llorar como una niña.

—Hoy no bailaras, el trato se rompe—Me dice algo triste.

Esto me cae muy mal porque en el fondo no quería dejarlo de ver.

—Estas muy hermosa—Dice al ver que no quiero decir nada.

—Gracias—Le contesto sin ánimos.

Nos quedamos viendo por un rato, me permito verlo a los ojos por una última vez.

Asiento con la cabeza y me volteo para caminar a la puerta.

Su voz me lo impide.

—Te amo—Lo dice en un susurro pero lo entiendo perfectamente.

Dos lágrimas gruesas caen por mi mejilla esto duele mi corazón insiste en que no debo dejarlo,que vaya y me tire encima en sus brazos.

Pero no necesito tiempo, y creo que el también.

Sin mirar atrás salgo de hay para dirigirme a mi departamento.

Era necesario, con el tiempo lo solucionaré o al menos eso espero.

Princesa De Hielo Where stories live. Discover now