El mejor cliente

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—¡Natalia!—exclama, Andrés, mi jefe.

—Voy—grito de regreso.

Pero que grano en el culo me tocó cómo jefe, Andrés Dávila es un hombre apuesto tiene una barba que apenas está creciendo, cabello castaño, ojos grises, es alto no está en forma, pero tampoco mal no está. Cuando hablamos de físico si está bien, pero, de personalidad es una gran mierda es egocéntrico, maleducado aparte de tener aires de rey.

Siempre pensé en tener un trabajo estable, pero, veo que la vida nunca quiso eso para mí. Por eso soy una stripper que baila todas las noches después de las diez. La función empieza y hay donde entró yo.

Tengo 23 años y si llevo trabajando aquí ya desde un tiempo. En el día veo películas hasta el cansancio, ya que no tengo novio ni nada por el estilo, así que trato de distraerme en el día lo más posible y por la noche soy una stripper en uno de los clubes más prestigiosos y caros de la ciudad.

Vivo sola desde los 18 y la verdad es que la soledad y yo no, nos llevamos muy bien que digamos. Me desespera y deprime tener que estar sola, no es sola una hora o tal vez días es casi toda mi vida.

Llego a la oficina de Andrés se puede notar lo bonita que es y el buen orden que tiene en ella hay muebles de cuero negro, un escritorio con 2 sillas también de color negro, una alfombra de color roja. Es oscura pero muy bonita y sobre todo grande.

—Diga, señor—le digo sentándome en una de las de las sillas delante de su escritorio.

—Nati necesito que te luzca hoy tendremos a uno de los mejores clientes de la historia, se llama Santiago Blanco—sonríe muy emocionado.

—Pero si hoy ya tengo show voy a estar muy cansada para hacer otro.

Le sonrío como angelito.
¿Qué sé cree?

—Te quiero en la zona V.I.P a las 11:30 de la noche no quiero que llegues tarde es un cliente muy prestigioso. No quiero tener que despedirte eres unas de mis mejores stripper.

Niego con la cabeza.

—Le dije que no puedo ¡Necesito descansar un poco! Además que dentro de unos minutos tengo un show.

—Descansas después repito no te quiero despedir y puedes hacer dos bailes en una noche, confío en ti.

—Por favor, señor ¿No le puede decir a otra?

Niega lentamente parece que está perdiendo la paciencia.

—¡Qué no! Eres tú y punto.

Es un maldito club nocturno, tienes tantas stripper y me va a venir a fastidiar a mí.

—¿Tengo otra opción?—sonrío cruzándome de brazos.

—No, no la tienes—dice mientras enarca una ceja.

Me levanto molesta y al salir tiro la puerta más fuerte de lo que pensaba.

—¿Estás bien?—pregunta Ana una compañera de trabajo.

—Aparte de tener un jefe que no sirva para una mierda, pues si estoy perfecta.

Ella solo me ve raro y asiente con la cabeza es muy bonita rubia, ojos verdes, tez blanca no tan alta pero con un trasero enorme.

—Princesa en cinco minutos sales al tubo—dice un chico con el cabello azul.

Horita me encuentro en el camerino de las stripper hay dos grandes espejos en las esquinas dos armarios dónde está toda la ropa aunque, también hay por todos lados. No del otro mundo.

Veo mi atuendo es un atuendo sexy de cuero de color azul rey, es diminuto igual me encanta como se ven los senos con el escote.

-¡Ya sales!-grita el chico con cabello azul.

Asiento y empiezo a caminar.

Me recibe el escenario grande y lujoso a oscuras solo un pequeño reflector de color azul neón en el medio que refleja es dónde estoy yo, la música empieza es lenta y sexual. Me muevo al ritmo de la música. Camino moviéndome lento hasta llegar a tubo, dónde subo y bajo pegando mi trasero en él, me toco los senos de arriba a abajo y me detengo en el medio después de manera más rápida separó las manos y me toco el cabello mientras me volteo y me agacho. Pongo las manos en el piso y muevo mi trasero de manera lenta de un lado al otro. Me parto en dos, sigo moviendo de manera lenta y sexual tocando varias partes de mi cuerpo en el proceso, además juego con mi cabello.

Escucho que gritan mi nombre artístico que es «Princesa de hielo»

No me fijo en nadie solo gateo hasta llegar a tubo. Al llegar me subo en él empiezo a hacer maniobras en el aire de manera profesional, son muy sexis aparte de estar bien hechas. Ya al finalizar la última me bajo lentamente.

Y con eso culminó el baile de hoy, las personas rompen en aplausos, yo mientras tanto me dedico a darle una reverencia. Camino de vuelta, pero me detengo a mitad de camino y me doy una nalgada, eso hacen que empiecen a gritar como locos.

—Buen trabajo el de hoy—idolotra, Ana mientras chocamos las cinco.

—El tuyo también estuvo muy bueno, creo que se mojaron las bragas.

La rubia se ríe, es una de las mejores que me han caído aquí, ya que las demás o me odian o me tienen envidia. En algunos casos son las dos cosas.

Busco mi ropa que si cubre en mi armario, una camisa mangas largas de color negro, vaqueros azules y unos botines del mismo color que la camisa y el abrigo que estoy poniendo.

Veo la hora y son las 10:00 pm tengo que apresurarme a llegar a mi departamento y así poder conocer al que será mi mejor cliente.

Después de estar vestida tomo un taxi de camino a mi departamento, espero que esta noche no tan larga.

Princesa De Hielo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora