La interrupción

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No me da tiempo de decir nada, ya que, los labios de Santiago impactan contra los míos de una manera muy agresiva.

Poco a poco le voy devolviendo el beso de la misma manera.

Creo que estoy soñando, un sueño del cual no quiero despertar.

Pongo mis piernas alrededor de su cintura, mientras él aprovecha para jugar con su lengua en mi boca. La ropa empieza a sobrar así que le quitó la camisa para poder admirarlo mucho mejor.

¡Este hombre está buenísimo!

-Sé mía-pide, en un susurro.

-Si-digo jadeando y muy pero muy excitada.

Él no espera mucho para arrancarme la camisa de un solo tirón para poder jugar con mis pezones, los muerde y los chupa de una manera que sola él solo sabe hacerlo. Me está llevando al cielo con sus caricias.

Gimo su nombre, ¡Diablos que bien se siente!

Decir que quiero más se queda poco.

Santiago cierra la puerta, mientras se encamina con cuidado conmigo al sofá. Le tocó los abdominales y después subo a su cabello y jalo con fuerza.

Me encanta este hombre de verdad y lo mojada que estoy solo lo comprueba. Con mucho cuidado me quita el pantalón y las bragas.

Con los ojos le digo lo mismo, me obedece y se los quita. Y me deja a la vista su miembro que es ¡jodidamente perfecto!

Le alzó la cadera con un poco de desesperación, pero el muy desgraciado empieza a jugar con mi clítoris llevándome a la locura.

Esto me gusta de Santiago, no es una persona de hablar mucho, sino de actuar no demuestra sus sentimientos es como si estuviera en modo "Neutro".

Cuando su miembro roza mi intimidad...

La puerta es abierta de golpe haciendo que tanto Santiago cómo yo nos levantemos de golpe a vestirnos. Cuando veo me encuentro con mi mejor amiga llorando a mares.

¡Pero qué diablos.!

Es oficial yo Natalia Gómez tengo la peor suerte del mundo.

-Oh, la lamento haber interrumpido-dice una luna voy apenada.

Le doy una mirada de entendimiento, que ni yo misma me lo creo. Bueno mi cerebro entiende, pero mi cuerpo, no.

Luna camina hasta mí y llora como niña, me separo de luna para poder aliviar la tensión en la sala.

-¿Quién quiere café?-indago, con un entusiasmo falso.

Ninguno dice nada así que lo tomo como un sí. Preparo el café y los 3 nos sentamos en el sillón empezamos a beber del café en silencio hasta que Santiago se levanta del sillón informando que se va. Pero no sin antes darme una mirada que me dice que estoy apenas ha empezado.

Oh dios del Olimpo, en la próxima nadie nos interrumpirá...

Princesa De Hielo Where stories live. Discover now