Tenemos conexión

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Tengo miedo y mucho el deseo que siento por Santiago llega a niveles que desconozco.

Nos estamos besando con desespero parecemos unos a animales hambrientos de deseo hasta que me levanto de golpe a empezar a buscar mi teléfono. Su lengua lucha con la mía, las manos inquietas aprietan fuertemente mi cintura.

—No quiero ser artista porno— confiesa, Santiago agitado y con los labios hinchados.

Ni yo, Solo imaginarlo me causa risa, yo artista porno, puff qué desastre.

Aunque el sí sirviera y mucho, al pensarlo un escalofrío recorre todo mi cuerpo, la garganta se me seca, y me palpita la parte baja, pidiendo como loca que la acaricien.

Le envío un mensaje a luna diciendo que no venga que se te quede hasta tarde. Ella me responde con un:

Eso dale un buen uso, llegó mañana en la mañana no quiero llegar en plena acción otra vez…

Luna está tan considerada, tanto mi cuerpo como yo necesitamos caricias, ella siempre me ha entendido imagino que por eso somos como hermanas.

Miro al hombre que tengo al frente, está súper hermoso. Parece un dios, mi mirada se dirige a sus abdominales bien formados, brazos fuertes, y boca con labios gruesos.

—¿Me estás volviendo a violar con la mirada?—pregunta de manera seductora, la cual hace que se me haga la boca agua.

—Si, no puedo evitarlo estás para comerte—confieso.

Me mira entre excitado y confundido antes de responder.

—¡Hasta que por fin lo admites—sonríe divertido—aunque no sirva para nada, sé han quitado las ganas!

Lo miro con mala cara, ¿Es que ni en este momento puede dejar de ser un idiota?

—¡Eres un gran hijo de pu…!

No puedo continuar con mis insultos, ya que, los labios de Santiago impactan de manera agresiva sobre los míos, no espero más y se lo regreso.

Mis manos inquietas se mueven por todo su cuerpo, muerde mi labio inferior para luego tirarlo con fuerza, no puedo evitar gemir en el proceso.

Hay veces que no lo soporto, pero besa de maravilla.

—Sigues siendo un maldito idiota—digo todavía enojada.

No me dice nada, me vuelve a besar viniéndoseme encima, me toca la cadera marca la línea con sus dedos desde ahí hasta llegar a mis senos y apretarlo bruscamente, no conforme con eso se los lleva a su boca para chuparlos de manera feroz…

—¡Santiago!—gimo.

Me besa el cuello mientras me aprieta el trasero.

Me está llevando a la locura, y lo peor del caso es que, me encanta que lo haga. Espero que con sus caricias borre todas esas cicatrices que pesan en mi alma.

Dejo de pensar cuando empieza a jugar con mi cuello, en el momento dónde también me está apretando el trasero.

—Pídemelo—exige con la voz ronca.

—¿Cómo?—pregunto haciéndome la desentendida.

—Quiero que me pidas que te haga mía.

¿Qué carajo?, se volvió loco ¿cómo va a decir eso justo en este momento cuando lo único en lo que estoy pensando es tenerlo adentro?.

—Te odio, pero te deseo así que hazme tuya—respondo estando consciente de lo excitada que estoy.

No puedo creer lo que estoy diciendo, pero eso es lo me exige mi cuerpo no puedo hacer nada horita es el quién está a cargo, puede pedirme lo que quiera, porque yo se lo daré.

Princesa De Hielo Where stories live. Discover now