Anorexia (Rusmex)

Pequeña discusión

Narra Rusia

Vamos llegando a las grutas a donde México quería venir, tengo algo de sueño porque en la camioneta camino acá me quedé dormido y recién desperté ahora, bueno, mejor dicho, México me despertó.

El hotel es pequeño pero Mex dice que no es temporada vacacional así que lo más seguro es que no haya mucha gente, a parte de que ya había reservado las habitaciones.

—Tu cuarto es...—México mira la llave que la recepcionista le entregó hace unos segundos mientras empezamos a caminar al interior del hotel—El 112, el mío es el 111, somos vecinos, ponte el traje de baño, cuando estés listo me tocas la puerta para bajar, ¿Simón o Nelson?.

¿Traje de baño? Sonará tonto, pero juro que no había pensado en eso, no creo que a la gente le agrade mucho mi imagen, concretamente, no creo que a México le guste y me aterra la idea de que alguien vaya a tomar alguna fotografía, después de todo sigo siendo una figura pública.

—Claro.—Fuerzo una sonrisa. Tengo que recordar hacer un poco a un lado mis pensamientos sobre México y empezar a concentrarme más en estas cosas.

—Sale, entonces ahorita te topo.—Se mete a su habitación y yo a la mía. Qué extraño habla de vez en cuando.

En cuanto cierro la puerta detrás de mí me recargo en ella y pongo mis manos en mi cabeza, ¿Y ahora qué se supone que voy a hacer? Ay, Rusia, de verdad que eres un caos carente de capacidad de análisis.

Sí, sí, muy bonito todo lo que has imaginado sobre México, pero, ¿Jamás se te ocurrió que tal vez no le gustará cómo te ves cuando no traes ropa floja y que por lo tanto no debes ir con él a sitios como este?.

Tengo que usar la cabeza para algo más que crear historias fantasiosas que no sucederán.

Busco en mis maletas algo que pueda servir, normalicen entrar al agua usando un hoodie, ojalá pudiera, pero parece que mi mejor opción es usar un short algo suelto y una camisa blanca, puedo usar de pretexto que no quiero quemarme por el sol. Sí, seguro me creerá.

Me pongo la ropa mencionada y me miro en el espejo, no lo sé, no me siento del todo convencido con esto, creo que hay algo que no se ve bien, me cambio la camisa por una color negro pero eso no mejora la situación.

Después de hacer dos cambios más sin tener éxito suelto un suspiro, con todo me veo mal, por algo he pasado años lejos del mar y de todo esté tipo de lugares, nota mental: Debo dejar de hacer cosas sólo porque así voy a estar con México. Tal vez sea mejor que no salga. Encontraré algo que inventar.

Me dejo caer en la cama pensando en algo que pueda ayudarme a no salir, la mayoría del tiempo México no me insiste ni me cuestiona, pero a veces sí es muy terco y tengo miedo de que esta sea una de esas veces, además en parte me siento mal porque viajamos tanto tiempo y probablemente no podré salir ninguno de los días que estemos aquí.

—¿Ru?.—Escucho su voz seguida de dos golpes en la puerta.

—Adelante.

La puerta se abre y México entra, su expresión se vuelve preocupada cuando me ve recostado en la cama.

—¿Qué pasa?.

—Es que no me siento del todo bien, me empezó a doler la cabeza en el carro, no te quise decir para no preocuparte, pero siento que no es buena idea que salga hoy.

—Wey, me hubieras dicho, ¿Quieres que busquemos un doctor?.

—¡No!—Me apresuro a decir mientras me siento en la cama con terror, la última vez que ví un doctor pude haberme metido en graves problemas con ONU. Él me mira haciendo una mueca rara, por lo que me relajo la tensión de mi cuerpo y me vuelvo a recostar con lentitud—Es decir, no es nada grave, no quiero arruinar esto, es un lugar precioso, sólo necesito reposo.

—¿Reposo?.

—Sí, una hora de sueño arreglará esto.

—¿No crees que sea... Hora de comer algo?, ¿Quieres que vaya a conseguirte qué comer?.—Pregunta con la voz mucho más suave de lo normal.

Su pregunta me molesta un poco, ¿Comer?, ¿Qué le hace pensar que esa sería la solución de un dolor de cabeza? Lo único que quiere todo el tiempo es tenerme comiendo, no sé cuál es su obsesión por mantenerme cerca de la comida, incluso si me niego a probarla quiere que esté ahí cuando él lo hace. Siento náuseas al recordar lo mucho que comió en la mañana.

—Que tú comas todo el tiempo no quiere decir que yo tenga que hacer lo mismo, ¿Sabes México?, ¿Crees que quiero verme como tú?.—Le escupo irritado y sin ninguna clase de intento por hacerlo sutil.

La expresión de su cara se transforma lenta pero marcadamente, sus cejas se levantan y su boca se frunce un poco, abre la boca para decirme algo pero la cierra casi de inmediato. Suspira y finalmente habla.

—Discúlpame por preocuparme por tí cuando eres mi invitado—Aunque trata de no perder la cabeza, sé que está molesto por lo que dije—Si necesitas algo llámame.

Camina hacia la puerta de la habitación, escucho cómo sale, Dios, no debí decir eso. Lo hice sin pensar, estaba demasiado abrumado por el asunto del traje de baño y por la idea de que viera mi cuerpo.

Me levanto y me asomo por la ventana, de verdad es un lugar precioso, estoy con él en un sitio como este y lo arruiné en menos de una hora, como todo. Siempre termino arruinando las cosas buenas que tengo, no puedo culpar a la gente que se ha alejado de mí, realmente soy horrible el insoportable, seguro México también va a darse la media vuelta y dejarme solo muy pronto, sólo es cuestión de tiempo.

Pedirle una disculpa no serviría de nada, ya lo hice, ya lo dije, y ahora está molesto, perfecto Rusia, lo hiciste bien, la única persona que no te ignora ahora te odia.

Probablemente después de esto se aleje de mí, aunque si piensa empezar a meterse en donde nadie lo llama es lo mejor que puede hacer, así me ahorra el trabajo de hacerlo yo.

*
Ya reviví. No había actualizado porque me rompieron mi corazón de melón y andaba bien achicopalada y sin ganas de nada, todavía un poquito pero ya estoy más tranquila.

Pero no todo en esta vida es malo, ayer saqué ocho en los dos extraordinarios que apliqué, mañana tengo que hacer otro y a chingar a su madre la prepa, así que deseenme suerte.

¿Ustedes qué han hecho en estos días? Cuéntenme.

-🐢M a d d i e🐢