Capítulo 40 "Confesiones Parte 4" (Bao)

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Ex.40  “Confesiones. Parte 4” (Bao)

“Todo ha cambiado Bao. ¡Joder!” Esas palabras retumbaban aún en mis oídos. La sala se había quedado en silencio y todo el mundo estaba congelado. Hasta ella misma, sin ser capaz de mirarme a los ojos. Se miraba las manos, las cuales ejercían tal fuerza sobre ellas mismas que sus dedos estaban completamente rojos. ¿Qué había querido decir con eso? No comprendía a qué se refería. ¿Qué había cambiado?

-¿A qué te refieres?-inquirí.

-Todo… Todo es distinto ahora. –tartamudeó.

Cogí su barbilla y la obligué a mirarme a los ojos. Al menos, no me dio un manotazo ni me apartó la mano. Pero su mirada triste me dolió más que si hubiese hecho lo otro.

-Vamos Heesook… Somos nosotros dos. Los mismos de siempre. O mejor dicho, más maduros. Yo te quiero. Y sé que me quieres. Lo nuestro era especial. Estos meses no he parado de pensar en ti. No he podido olvidarte…-le sonreí.

Ella cerró los ojos, tragó saliva costosamente y cuando volvió a mirarme, aún la noté más triste.

-Pero yo sí…-susurró.

El corazón se me hizo añicos. Mi mano resbaló de su mentón y quedó colgando al lado de mi cuerpo. Inerte. Empecé a notar el bombeo de la sangre en mis oídos y mi cuerpo temblar.

-¿Qué dices Heesook? Nadie te va a creer eso…- era la voz de Hayden la que intervenía, pero ni me moví para mirar- Te conozco. Os conozco a ambos. No me creo eso que dices.-en su voz se notaba el nerviosismo- No te creo.

-Yo sí… la creo.-conseguí decir.

La creía y eso era lo que más dolía. Porque en su tono de voz, en su mirada, en lo que emanaba su cuerpo, leía que decía la verdad. Lo sabía. Ahora lo veía. Ya nada era igual. Ella… Yo… Yo ya no era para ella lo que ella era para mí. Dolía tanto… El pecho me ardía y estaba luchando por contener las lágrimas y no demostrar mi debilidad delante de toda la familia.

-Eh, Bao, no seas idiota. Vosotros dos tenéis que hablar. Fuera de estas paredes. Por el amor de Dios, hablad tranquilos. Hay una solución… Seguro…-insistió apretando mi hombro.

Pero, ¿para qué hablar? Sí sabía ya cómo terminaba aquello. Ella no sentía lo mismo. Y yo no la iba a obligar a nada.

-No es necesario…-dije.

Me había rendido. Ya estaba. No iba a luchar más. No por una causa perdida de antemano. Estaba tan cansado de perseguirla, de buscarla, de que dejase de odiarme por algo que no había hecho… Ya estaba. Era el final. Era lo mejor, aunque quisiera morirme.

-¡Por Dios! ¡Heesook!-exclamó Hayden.

Ella agachó la mirada nuevamente. En ese momento, la “pequeña tirana” se había esfumado. Y solo quedaba una Heesook triste y seria.

De cualquier forma... Es amor. (Tercera parte de ¿Amor o amistad?)Onde histórias criam vida. Descubra agora