Chapter Thirty-Seven

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Elspeth se sentaba en la mesa del comedor de su casa esa misma noche en la que sus padres la fueron a buscar cuando se terminó el año en Hogwarts, y los estudiantes eran libres por el verano. Sorcha y Caelan expresaron su preocupación cuando Elspeth decidió no tomar el tren como normalmente lo hacía, sabían que algo estaba mal y aunque acudieron a Hades, el Dios sólo aclamó que era asunto de Elspeth el contarlo y de nadie más. No interferiría a menos que ella así lo quisiera y hasta ahora, había dejado en claro que quería dejar las cosas en paz. Sin embargo, sus padres estaban preocupados porque Elspeth apenas y había dicho algo sobre algo más, además de sus amigos.

Cuando le preguntaron por los exámenes, se encogió de hombros y dio respuestas monosílabas, sin estar de ánimo para hablar de algo. La atmósfera en la mesa era fría y callada, la familia bien podría haber empezado la cena en el espacio, seguramente sería más cálida y ruidosa que lo que estaban experimentando en la casa Hayes. Sentados en cada final de la mesa, con Elspeth en medio, Sorcha y Caelan intercambiaron miradas. Principalmente Sorcha, que continuaba viendo a su esposo, urgiéndolo a que le dijera algo a la chica para que hablara con ellos sobre lo que sucedió, o para que al menos hablara de algo.

Ese año, Elspeth había pasado de tener la mayor cantidad de amigos que alguna vez tuvo en toda su vida a no tener ninguno. Elspeth tampoco era una persona introvertida, difícilmente se quedaba callada a menos que la situación lo requiriera. Disfrutaba de ser social, de tener a personas a su alrededor, pero cuando se trataba de mantener amigos, Penelope fue la amistad más larga hasta la fecha, y ésa también había terminado.

―Terminé ―les dijo Elspeth, levantando su plato vacío para que lo vieran―, ¿puedo ir a mi habitación ahora?

Se hizo el silencio por un momento, con Elspeth esperando que uno de sus padres respondiera, y finalmente, Caelan asintió con la cabeza, permitiendo que se fuera. Dejó el plato gentilmente en el lavaplatos detrás de ella y fue a su habitación. De repente, Sorcha estiró su pierna debajo de la mesa y pateó a su esposo.

―Au, ¡¿y eso por qué?! ―preguntó, sobando su rodilla.

―¡La dejaste ir! Se supone que deberías hablar con ella.

―Cariño, no está de ánimos para hablar de ello. Créeme, también odio no escucharla hablar, pero no voy a quedarme aquí y acosar a la pobre chica. Aún está afectada por todo y tengo el presentimiento de que, cuando esté lista para hablar de ello, lo hará. Por ahora, creo que debemos darle espacio. No lleva ni un día en casa.

Sorcha no lucía muy complacida con el acuerdo, pero accedió a ello silenciosamente, regresando a su plato de comida. Escaleras arriba, la pareja pudo escuchar la puerta de su hija cerrándose, antes de que la casa quedara en silencio una vez más.

En su habitación, Elspeth se sentó en la cama, con varita en mano, intentando pensar en sus planes para ese verano. No quería quedarse sentada y lamentarse todo el verano, quería divertirse antes de que la escuela empezara de nuevo. Pero no tenía a Penelope para ir a las fiestas a las que normalmente se escapaban, no tenía a los chicos para entretenerla, era sólo ella. Estaba sintiéndose muy sola sin la compañía de alguien. Estaba al tanto de que sus padres estaban abajo pero no quería hablar con ellos en ese momento, porque sabía que querían escuchar la historia de lo que sucedió.

HOMONCULOUS |Era de los Merodeadores [ESPAÑOL]Where stories live. Discover now