Chapter Thirty-Three

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―¡Hades! ―Elspeth gritó, encontrándose vagando por un camino oscuro esperando encontrar al dios. Con Perséfone lejos, el dios se había aislado a sí mismo por un tiempo, quizá esperando que el tiempo pasara más rápido si ignoraba el mundo a su alrededor hasta que Perséfone regresara. Pero con los TIMOS directamente girando sobre la cabeza de Elspeth, quería buscar consuelo en el Dios del Inframundo, esperando que tuviera algún consejo de último minuto o algo que le distrajera.

―Had...

―¿Para qué necesitas a Hades? ―una voz le dijo, haciendo que Elspeth diera un salto de repente y se girara, viendo la figura de Tanatos.

―¡Tienes que dejar de hacer eso! ―le dijo, sosteniendo con una mano su pecho―. Es espeluznante.

―Mis disculpas, señorita Hayes, ahora, ¿puedo preguntar qué la trae aquí?

Elspeth miró alrededor antes de suspirar pesadamente.

―Estoy buscando a Hades porque necesito una distracción ―admitió―, ¿lo has visto? Me imagino que no ha salido de aquí, pero...

―Al contrario, Hades no se encuentra aquí ahora mismo, está lidiando con importantes asuntos que involucran a las Moiras. ¿Pero puede que yo pueda servir como distracción?

Se quedaron en silencio unos momentos, el Dios de la Muerte se veía genuinamente interesado en ayudarla a distraerse, sin embargo, la forma en la que lo dijo hizo que Elspeth se encogiera de incomodidad.

―Eso no sonó bien, ¿no es así? ―se dio cuenta, haciendo que Elspeth asintiera y levantara sus dedos, a una pulgada de distancia del otro.

―Sólo un poco. Pero, um, supongo que no es problema pasar tiempo contigo ―dijo encogiéndose de hombros, sin haber esperado estar en su compañía esa tarde―. Se acercan los TIMOS y francamente, voy a perder mi cabeza.

―¿Por qué?

Los dos empezaron a caminar, Elspeth no tenía ni idea de a dónde iban, pero no le importaba tampoco, siguiendo el lento paso de Tanatos, quien los guiaba.

―Porque los TIMOS son muy importantes ―empezó a explicar Elspeth―, determinan las clases que tienes permitido continuar. Así que si te va mal y no cumples con el estándar de calificación del profesor en su clase, no puedes continuar. Tiene que irme bien, si quiero ser una Aurora, tiene que irme bien.

Tanatos se giró a ella, haciendo que se sintiera, una vez más, increíblemente pequeña en presencia de un dios. El único con el que se sentía completamente cómoda era con Hades. Perséfone era dulce, pero Elspeth había sido testigo de lo rápido que la diosa podía cambiar cuando se molestaba, así que le temía mucho más de lo que le temía a Hades, sin ofender al dios.

HOMONCULOUS |Era de los Merodeadores [ESPAÑOL]Where stories live. Discover now