"No creo que sea la gran cosa ¿Verdad?"
Los hombres intercambiaron miradas.
Mientras que la atención de los rufianes estaba en otra parte, Aria inmediatamente se quitó la capucha de la capa sobre su cabeza y lentamente dio un paso atrás.
"¿Estás acosando a esa niña?"
"Obviamente ¿No puedes verlo? ¿Quieres que te molestemos también?”
Se rieron del chico como si fuera absurdo haberse acercado a ellos sin el menor temor.
"La trata de personas es ilegal."
“Bueno, mi querido caballero ¿Conoces el término jurisdicción extraterritorial?
“Incluso si el pueblo está exento de la jurisdicción de la ley, la trata de personas no es ético y es inhumano. Dios siempre te está mirando. Así que es mejor que te detengas ahora."
"¡Bwahahaha!"
Los rufianes se agarraron el estómago y se echaron a reír.
Esta era la primera vez que los regañaban después de establecerse en los barrios marginales.
"Eres un tipo divertido ¿No? ¡Venir a un lugar como este y predicar la noción de Dios!"
"¡Si Dios realmente está mirando, entonces debería venir aquí ahora mismo y castigarme!"
Para el chico estaba claro que hablar no funcionaría. Por lo tanto, el niño desenvainó silenciosamente su espada y se puso en posición de lucha.
Estaba en su postura relajada. Uno podía sentir la firmeza de su mirada.
Los rufianes también sonrieron y sacaron sus espadas.
Sin embargo…
"Tch, qué mala suerte..." murmuró Aria, viendo al chico golpeado y tirado en el suelo en unos segundos.
‘¿Para qué vino aquí?’.
Por un segundo, ella realmente pensó que podía luchar ya que desenvainó su espada con tanta indiferencia…
‘No debería haber puesto mis expectativas demasiado altas…'
Además, él vestía el uniforme de los Caballeros del Papa.
‘¿No deberían los caballeros poder derrotar fácilmente a esos vagabundos?’
Cuando Aria miró su uniforme una vez más, sólo entonces, se dio cuenta de que no era más que un escudero, el aprendiz de caballero.
‘Su uniforme... ¿un escudero? Así es... en García, a cualquiera se le permitía convertirse en escudero siempre que deseara convertirse en caballero.’
El Sacro Imperio tenía el propósito de dar a todos las mismas oportunidades.
Por supuesto, aún sería inútil si sólo tuvieran grandes sueños. Si uno no tuviera ningún talento, fácilmente podría quedarse atrás en menos de un mes.
‘Por lo que parece... no debe haber pasado mucho tiempo desde que se convirtió en escudero', pensó Aria.
Pero con sus habilidades actuales, nunca ganaría contra esos rufianes.
‘No durará mucho a este ritmo …'
Aun así, Aria decidió no reírse del sueño del niño. Porque creía que los que tuvieran voluntad superarían algún día sus límites.
“Mi*rda, su cara está completamente ensangrentada ¡Su valor probablemente sea menor ahora!"
“¿Qué pasa si lo golpeamos todo el camino? Esta es la primera vez que escucho algo tan ridículo. Una paliza es natural para tipos como estos."
